domingo, 17 de febrero de 2019

TIGRES DE CRISTAL de Toni HIll

"La gente hablaba del sueño de los justos, pero no era más que una simple frase hecha. El único sueño profundo de verdad era el de los poderosos, no porque sus conciencias estuvieran libres de pecados sino porque se hallaban exentas de miedos. Dormían bien porque se sentían seguros, porque en lo profundo de su ser eran conscientes de que nadie se atrevería a hacerles daño."
Página 152




Toni Hill asistirá al próximo Festival de novela negra que tendrá lugar en Morella el fin de semana del 22 al 24 de Febrero. Ante la perspectiva de tener una agradable conversación con él, me he enfrascado en su última novela "Tigres de cristal" y la he devorado con ansia, el argumento bien ha valido la pena.

El acoso escolar es un tema que siempre ha estado presente en las aulas. Lo fantástico del caso (y mi tono de voz es completamente irónico) es que ahora todo el mundo dispone de una cámara adosada al teléfono móvil para poder grabarlo, compartirlo y escamparlo de una forma rápida y cruel. Es el nuevo método para, una vez finalizada la "pelea", humillar todavía más a la víctima. Los tiempos corren de una forma apresurada y en algunas ocasiones, los avances pueden ser un arma de doble filo para los niños. Mis padres, que aprendieron a utilizar la calculadora bien entrados los años 70 (y en el trabajo), no conciben la videollamada gratuita que ofrece la aplicación de washap ni tampoco entienden muy bien cual es el verdadero significado de las redes sociales. Posiblemente no les interese mucho conocer el ritmo al que estamos sometidos los jóvenes, adictos a los teléfonos móviles, y desde luego, en su micromundo prehistórico que ellos se empeñan en mantener, tampoco les interesa que los desconocidos vean donde pasan sus vacaciones. Aunque muchas veces se entusiasmen cuando les llega una foto en cadena y se muestren solícitos a compartirla, nunca lo hacen publicamente por el desconocimiento que supone el manejo de Facebook o Instagram. Es hermoso ver como se ríen entre ellos sin necesidad de que esa felicidad este basada en los "megusta" que la publicación pueda recibir si la hubiera subido a su perfil cibernético. Digo todo esto porque el teléfono móvil cobra una especial relevancia en un determinado momento del libro "Tigres de Cristal" cuando una compañera accede al dispositivo de su amiga para distribuir fotos privadas y mantener conversaciones eróticas con los contactos de washap haciéndose pasar por la dueña del terminal. Desde luego, cualquiera de los mortales evitaría tener amigas como esa, pero Alina, la víctima y propietaria de 15 años, todavía no conoce la verdadera identidad que se esconde detrás de la adorable Lara... (Estoy tranquila, Toni no me conoce lo suficiente como para honrarme bautizando a un personaje taaaaaan malo con mi nombre. O sí. Ya hablaremos, Toni). Un estudio reciente avalado por psicólogos y pedagogos desaconsejan el teléfono móvil a niños menores de 12 años y el uso del washap a los menores de 16. Una medida de este tipo aplicada consecuentemente podría evitar muchos problemas de violencia en este periodo de cambios que supone la adolescencia para una persona.

"El odio tiene mucha más memoria que el amor"
Página 74

Pero, dejando a un lado todo lo que rodea a la actualidad, Toni Hill basa su libro en dos épocas diferentes con un mismo nexo de unión: la violencia infantil ejercida por un niño dominante sobre otro vulnerable. La mayoría de las veces, no hay ningún motivo para que se produzca un enfrentamiento entre chicos o chicas de la misma edad. Una simple mirada puede desencadenar un odio contenido por mil razones: la envidia, los celos o un carácter desenfrenado hacen que el más débil de los oponentes se vea sometido a todo tipo de vejaciones por parte de la persona más fuerte y todo el séquito que la acompaña. En este caso, Joaquin era un chaval que le dedicaba más tiempo a la calle que a cualquier otra cosa, alejado de una educación familiar sólida. Se desmarcó como el macho alfa del grupo, el malote del barrio y no por que destacara positivamente en algo, ni mucho menos, sino porque repartía estopa a diestro y siniestro indistintamente y por diferentes motivos. Es por eso que todos los niños de su edad sufrían su carácter violento, y es por eso que en un momento determinado acabaron con su vida. Solo tenia 14 años, pero alguien decidió que ya haba vivido suficiente. 

"Esta no solo es la historia de un crimen infantil, las rencillas de unos niños que desembocaron en una tragedia. También es la crónica de un infancia, una época, de unos adultos que resolvieron el tema atendiendo más a razones de amistad que de justicia y de unos chavales que se dejaron llevar por emociones tan básicas como la lealtad, la venganza o el miedo"
Página 81


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