viernes, 31 de agosto de 2018

TIEMPO DE RATAS

"Las alegrías duran poco en la vida de los desgraciados"
Página 89

En todas y cada una de las ciudades de nuestro país existe un barrio que se desmarca del resto de barrios. Estos barrios son zonas con poca o ninguna vida cultural, donde la falta de confianza y la escasa voluntad por aspirar a ser alguien en la vida le juegan una mala pasada a la gente joven. La opción de estudiar se descarta cuando el apoyo de los padres flaquea y la unidad familiar, la mayoría de las veces, carece de valores. Los jóvenes, que están saliendo de la adolescencia, se echan a la calle para huir del panorama que tienen casa. Brotan la mala educación y las faltas de respeto. Surgen las sombras de las malas compañías y las drogas. Nace la sensación de encontrarse en un callejón sin salida. Construir un futuro lejos de este terreno se antoja lejano y remoto.


Cuando hablo de este tipo de barrios, sé muy bien de lo que hablo. Yo me crié en uno de ellos, posiblemente en una de las zonas más conflictivas de Valencia. Cuando mis amigos entraban (porque a estos barrios se entra: no se va a pasear por la plaza ni se sale a tomar una cerveza) les sorprendía que yo hablara de Valencia como si fuera una ciudad lejana, sin embargo, el trayecto que la une con la Plaza del Ayuntamiento es de apenas 5 km. Un recorrido que se puede hacer fácilmente a pie y más teniendo en cuenta que cada cierto tiempo suprimen y modifican las lineas de autobús que conectan con el barrio. ¿El metro? Ni está ni se le espera. Los vecinos pasean con sus perros rodeados por un muro con alambre de púas que los separa del puerto y las viejunas vías del tren impiden que el barrio crezca hacia el centro. Sin embargo, desde la mayoría de los tejados de las casas y los balcones de las fincas se puede cenar viendo el espectáculo de luces que es la Ciudad de las Ciencias. A medida que  la sociedad retrocede, avanzan los límites que nos marca. 
Pero no, yo no he venido aquí a hablar de mi barrio. He venido para contaros de que va este libro. 





"Eloy le da otra calada al porro y lo ofrece. El humo invade nuestra atmósfera y los tres nos sumergimos en ella, como la anestesia que nos hace más apacibles los días huidos sin pegar golpe. Esquivando los relojes que nos marcan las horas perdidas en este solitario parque nocturno. Obviando el camino lento y seguro hacia la nada que los tres recorremos con el convencimiento de que el mundo no nos reserva otra salida".
Página 91

Basada en el barrio de La Verneda de Barcelona, Tiempo de ratas (Editorial Milenio, 2.018) narra la vida de Eloy desde el momento en que su vecino, traficante de drogas, sale corriendo de su casa y le pide que le guarde una bolsa de deporte con 8 kilos de cocaína. Realmente no se lo pide, se la tira en medio del rellano y su despedida tiene voz de amenaza. Eloy sabe que algún día volverá a por ella, pero los nervios lo consumen. Es consciente de que nadie se debe enterar de la existencia de la mochila, y mucho menos el clan de los gitanos, que se la tienen jurada al vecino que les hace la competencia. Sin embargo, una noche de fiesta echa mano de la mercancía y saca un poco de cocaína: quiere invitar a sus amigos. Y luego otro día la chica que le vuelve loco le ofrece sus encantos a cambio de una raya: entonces saca un poco más y se coloca con ella. Y así un día y otro y otro. Pero llega un momento en que se corre la voz y la gente empieza hablar, es normal. Porque Eloy y sus amigos siempre van pelados de pasta, rascando de un sitio y de otro hasta el extremo de simular que se prostituyen con señores mayores que luego atracan. A los Mossos d'esquadra (en esta novela muy corruptos) tampoco les acaba de encajar los excesos del joven y toda la comitiva, así que no dudan es saltarse las reglas para encontrar lo que el barrio entero busca: la famosa mochila negra llena de droga que solo le ha traído problemas al protagonista de esta historia. 


El vocabulario es desconcertante para una persona que no se haya movido por estos ambientes, aunque todos alguna vez hayamos oído estas palabras: Pasta fresca, cristal, farlopa, grifa, cleca, trena. Los personajes: Eloy, el Mentiendes, el hermano del Mentiendes, el Charly, el clan de los Lodowinsky, el Andreu (que es el vecino), el del 23, la Jessi, el Rueda y el Sánchez, hacen que, aunque quieras saber como acaba de la historia, solo pienses en llegar a última página y olvidarlos. Sabes que en cada uno de los barrios de mala muerte existen individuos con las mismas "cualidades" y con una única diferencia: el nombre. Las sensaciones que me produce leer este libro las recojo en pocas y simples palabras, todas ellas englobarían la miseria que rodea las zonas marginales y, aunque no todo es malo, la mayor parte sale mal parada. El odio, la adicción, la desestructuración, la rabia, la traición, el miedo y la humillación hacen que la gente actúe y se ponga en movimiento.

Leí Tiempo de Ratas en un día, consciente de cual era el argumento de la trama, y sabiendo que muchos de los secretos que esconden sus páginas no pasarían desapercibidos a mi sensibilidad. Marc Moreno toca todo lo peor de la sociedad de la que estamos rodeados y muchas veces no vemos o no queremos ver. Destaca los límites de lo legal y lo ilegal, de las trampas y de la corrupción, pero también de las ganas de vivir fuera de este ambiente, de la visualización de un mundo diferente, de las ansias de un futuro limpio.
Hace tiempo leí un frase que se me quedó grabada. Me sorprendo de mi misma porque tengo muy mala memoria y, aun así, la recuerdo perfectamente. La remarco como conclusión a esta agotadora reseña para que sirva de lanza contra la sociedad en la que vivimos: 
"Que la próxima vez que se hable de droga, sea de las personas que la consumen en vez de los que trafican con ella". 
Ahí queda eso amigos.



martes, 14 de agosto de 2018

DONDE SIEMPRE ES MEDIANOCHE

Para investigar la desaparición del Premio Nobel de Astrofisica y la creación de una secta liderada por el Anticristo Superestar, el Sabueso Informativo se desplazará hasta Silenza, un pueblo situado en la costa italiana. La cultura siempre fue el motor que movió la capital del arte y el conocimiento; los estudiantes ilustrados y la aventura eran el sinónimo que representaba la felicidad en este municipio, pero algo está ocurriendo de un tiempo a esta parte que ralla la incredulidad: una nocturnidad ininterrumpida ha llegado para instalarse y los vecinos la han aceptado sin más.


"Conversar con una mujer hermosa, divertida y sutil es en sí mismo una novela de misterio, un caminar lento y minucioso yendo de baldosa en baldosa de significados, un disfrutar del palabreo y de la probabilidad, de lo inesperado, de la curiosidad, de lo otro..."
Página 73

El protagonista de esta historia se identifica como el Sabueso Informativo: una persona curtida en el periodismo bélico que tendrá que desplegar toda su imaginación y olfato detectivesco para resolver el enigma de la oscuridad en Silenza. Además, este fotoperiodista no viaja solo. Un sin fin de fobias, manías, tics, enfermedades imaginarias, miedos, complejos y neuras lo acompañaran en su largo recorrido de investigación. Sin embargo, por el camino se encontrará con su mayor obstáculo: la joven Elisabeta que, además de abrirle los ojos con respecto a lo que verdaderamente ocurre en Silenza, le destapará los conductos de ventilación que van directos al corazón. El amor que siente por la bella muchacha llenará un par de capítulos con mucho humor (y amor) donde el lector podrá descubrir la faceta más escondida del fotoperidista maniático. 



"Veo un anuncio público en una marquesina: "Se vende riñón sano, razón aquí". Hay un número de teléfono. Llamo. Comunica..."
Página 31

En esta historia, la ironía se mezcla con la distopía y el humor negro con la realidad más fantástica.
Hoy, la oscuridad envuelve las esquinas de una ciudad y sus habitantes son felices dejándose engañar. Y lo más curioso es que, mientras voy leyendo, no me sorprendo de nada de lo que pasa en este libro pese a la violencia de algunas escenas, como el proceso de ejecución que se lleva a cabo en un programa de televisión emitido en directo y presentado por el mismo alcalde. 
La noche no sólo ha traído el misticismo a Silenza, también a disparado la criminalidad entre calles, o eso es lo que el gobierno apunta porque, a estas alturas, se dedica a manipular los informativos, los medios de comunicación y la opinión pública. En alguna parte de mi bonita cabeza, mi cerebro está aceptando la realidad de esta población imaginaria como si fuera la de mi propio municipio, doy cabezazos de asentimiento al mismo tiempo que asumo la manipulación que envuelve nuestras vidas. La noche ha terminado por transformar Silenza y ahora todo es chantaje y trapicheo. La cultura ha desaparecido y se ha convertido en algo complejo e inaccesible, misterioso y cruel. Mientras, el cuerpo policial tiene el beneplácito para arrestar a cualquier persona sin importar cual es la verdad porque con la acusación es suficiente para sentenciarla a muerte.
Mi mente está en pleno proceso de ebullición.
Y en medio de esta crisis: el retroceso, la apatía, la adversidad laboral y el miedo de la población están destruyendo la dignidad de las personas y el razonamiento más básico para poder sobrevivir sin violencia. 
Por suerte, entre las paginas de este libro existe un personaje mediocre pero inteligente que apunta su cámara y dispara igual de bien las fotos como las palabras. Está convencido cuando afirma que la verdadera democracia proviene de la familia y el único rescate a la crisis económica mundial deriva de la unión familiar. No es ninguna solución, pero en medio de tanto caos es una evidencia de lo que está pasando actualmente en cualquier parte del mundo. Nosotros también vivimos a oscuras mientras una luz cegadora ilumina nuestras hermosas y maltrechas miradas. 


Hay tanto de verdad en esta novela que da miedo avanzar por ella. Que no os engañe el humor negro, negrisimo del escritor, ni tampoco los excesos con respecto a las descripciones, pues cada una de ellas son la conjunción de miles de sensaciones juntas. Detrás de un pensamiento, siempre existe una acción (voluntaria o involuntaria) y, aunque parezca que la moralidad cada día va en retroceso, con más motivo necesitamos novelas como esta que nos indiquen cual es el camino para no perdernos en la misma oscuridad en la que cayó Silenza.

"De hecho Silenza solo consigue hacerme ver lo que intuyo: que la vida no es realista sino extraña, turbia, oscura como esto que escribo; como todo"
Página 50



jueves, 9 de agosto de 2018

HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE

"Me llamo Cristina y he salido a buscar a mis muertos"
Página 11



En una entrevista concedida recientemente a Fernando Clemot, Cristina Fallarás hizo unas declaraciones, en extremo generosas, que se convirtieron en el titular del encuentro:
"Si yo no lo hubiera perdido todo, no me hubiera puesto a escribir esta novela".

Y en cierto modo, eso es lo que transmitió en el Festival de Novela Negra que se celebra todos los años en la ciudad de Gijón. Cristina Fallarás explicó al público que, en un principio, su última novela Honrarás a tu padre y a tu madre, no se concibió para ser publicada aunque sus necesidades económicas fueran el motor que la empujó a escribirla. Con este libro busca alcanzar una idea de paz, de dignidad o de abandono de culpa que comparte con la mayoría de las familias que perdieron esta contienda y, al mismo tiempo, pretende desnudar a su familia (y desnudarse a si misma) a sabiendas de la catarsis que supondrá transmitir la historia de sus antepasados en un contexto tan frágil como fue la Guerra Civil Española. Así lo expone abiertamente cuando, subiendo la voz y arrimándose al micrófono, increpa al auditorio diciendo que silenciando a los muertos y silenciando los asesinatos que tuvieron lugar se crea un vacío que nada tiene que ver con la lucha o el duelo. Ese es el argumento que justifica el nacimiento de esta novela. Su novela. LA novela. Que más que una novela es una crónica a caballo entre la ficción y la realidad de dos familias enfrentadas que acabaron separadas en diferentes bandos y que le ha costado una querella por parte de su familia materna.
Poder oír hablar a la protagonista del reto que supuso escribir una historia de estas características fue gratificante y a la vez sobrecogedor. Cristina es de estas personas que con una mirada es capaz de ponerte los pelos de punta y con una simple frase hacerte llorar.



"Toda historia tiene un vértice, el punto en el que se cruzan todas y cada una de sus partes, desde donde parten las cosas hacia el futuro y hacia el pasado, y que sin ese punto no serían nada"
Página 78

Y el vértice de esta narración parte en 1.936, año en el que se encuentran todos los personajes y empieza la verdadera historia de este libro. Una historia que narra la convivencia entre el Coronel y la Jefa, abuelos de la protagonista y personas que ella misma describe como fascistas e incultas que, además de ser unos asesinos, también se encargaron de humillar al bando perdedor. La historia no tiene una ciudad de origen como tal, pues salta de Zaragoza a México y de San Sebastian a Zarauz, intercalando los silencios que la escritora trata de responder sobre sus circunstancias personales con otro tipo de silencios mucho más intensos y desconocidos que hacen que el argumento crezca y desvele la verdad sobre las muertes que envuelven a su familia. Lo que si está claro (y para mi es totalmente representativo de esta novela) es que está escrita por y para el bando de los vencidos, dando voz a las personas que durante años vivieron reprimidas por la dictadura.


Periodista de profesión, escritora, gestora cultural y activista a tiempo completo, Cristina Fallarás ha escrito una novela intensa, narrada en primera persona, trágica y conmovedora a partes iguales donde la búsqueda del silencio y los secretos familiares marcarán el ritmo de la historia a medida que se avanza en la trama. 
"A las personas a las que asesinaron contra las tapias las intentaron matar dos veces: una físicamente y la otra borrándolos de la historia. Sin embargo, mientras yo me siga sentando en las mesas y dé soporte a su recuerdo, éstas personas estarán vivas".