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Leïla Slimani es una joven escritora de origen franco-marroquí (de madre franco-argelina y padre marroquí) con un apariencia física cercana, entrañable y realmente atractiva. Cuando la oyes hablar, el sonido de su voz es cautivador, sosegado y tranquilo. Sus gestos acompañan a sus palabras. Sus ojos no dejan de buscar la confirmación de la interlocutora que tiene delante. Su sonrisa contradice la dureza del mensaje. Y es que, Leïla Slimani es, toda ella, una crítica social para quien la quiera oír, con un mensaje claro y transparente que lanza a través de sus libros, y con unas ideas que brotan por todos los poros de su piel.
Empieza su intervención en el Festival de Bcnegra 2.019 contando a que dedica la mayoría de su tiempo libre y a nosotros, un auditorio entregado, nos deja con la boca abierta. Las calles de París dan para mucho juego, por eso le gusta observar detenidamente los movimientos de los vagabundos y analizar el comportamiento de las "nannys" en los parques cuando cuidan a niños que no son sus hijos, y sentencia:
"Ellos son la gente que nadie mira" y "la geografía es el estigma de las clases sociales"
El silencio reina en los cines "Aribau" de Barcelona. Las 250 personas que la escuchamos tenemos los ojos muy abiertos y yo, que soy de sorpresa fácil, me frustro cuando me doy cuenta que no puedo tomar notas y mirar la reacción de mis compañeros al mismo tiempo. La escritora nos cuenta, a través de sus experiencias, el argumento de su libro "Canción Dulce" (Cabaret Volatir, 2.017) donde dos niños que están aprendiendo a caminar son asesinados a manos de su cuidadora.
Es la geografía la marca de nacimiento que segrega a las personas que practican otra religión, tienen otra cultura y son de otro color. Y de eso trata el libro de esta joven escritora donde un matrimonio joven con aspiraciones laborales muy elevadas decide tener familia y renunciar a gran parte de su vida social por ampliar la estirpe. El lector no tiene que pensar mucho si el mensaje es claro y directo: el padre de familia no renuncia a nada de su anterior vida y la madre a todo, menos a la crianza. Así que, para no disolver la unión marital, deciden buscar ayuda fuera de las paredes de su casa y entregar la educación de sus hijos a una persona desconocida. En este punto, el matrimonio comulga con las mismas ideas porque ambos buscan la parte egoísta del momento que están viviendo. Paul piensa que si alguien externo los ayuda, él podrá seguir con la misma vida que lleva y que le gusta. Miriam cree que si delega la crianza de sus niños unas horas al día, podría volver al trabajo, sentirse realizada profesionalmente y continuar con la rutina pre maternal, cosa que necesita. Así que ambos emprenden la búsqueda de "la persona" con unas aspiraciones muy claras: bajo ningún concepto una persona extranjera criará a sus hijos, aunque Miriam tenga raíces árabes.
Cuando encuentran a Louise (Santa Louise) el cielo se les abre. Parece una persona normal pero ellos todavía no saben que misterios guarda la cabeza de una mujer que ha sido vapuleada durante toda su vida. Solamente ven lo que quieren ver y lo que ella se esfuerza en demostrar: es amable con los niños y está disponible las 24 horas. En el mundo en el que viven los protagonistas de esta historia eso es lo único importante porque la filosofía de vida está clara: "para algo le pagamos".
Dentro de una casa conviven varios mundos y es aquí, en un terrero donde pensamos que estamos seguros, donde hay más hostilidad y vergüenza, donde no se miden las distancia y no hay intimidad. Cuando una persona entra en tu casa, ya no le puedes ocultar nada y sin embargo, mientras ese extraño nos conoce, nosotros, los propietarios, nos esforzamos en no conocer nada del trabajador.
La novela de Leila Slimani es una novela de lucha de clases sociales donde se palpa la violencia sin gritos y con naturalidad, que es lo que más aterroriza. Los personajes se esfuerzan por mimetizarse para disolver las barreras que los separan pero desde la primera linea la trama esta expuesta. No se le oculta nada al lector y en este aspecto la considero transparente, cualidad que atribuyo a autora del texto. Pero también es sádica y retorcida, como la mente de la asesina de la novela. El conjunto de todos los adjetivos hace que sea inquietante y que a través del texto nos hagamos mil preguntas, por que si tú, lector, lees el libro de Leila Slimani y las tripas no se te remueven por dentro es que algo, muy grave, te está pasando.