"Laëtitia Perrais fue secuestrada la noche del 18 al 19 de Enero de 2.011"
El día que los informativos abrieron su programación con la noticia de la desaparición de la joven Laëtitia, la comunidad francesa enmudeció. No solo se trataba de la evaporación sin más de un cuerpo adolescente. Laëtitia fue el principio y el final de muchas cosas que representaban la sociedad donde vivió durante tan poco tiempo. La realidad de un mundo sucio y oscuro sin principios ni valores, y a la vez terriblemente cercano.
Desde que el autor se dispuso a contar la historia de Laëtitia, buscó hacerlo desde el respeto y la consideración que podía brindar su recuerdo, apoyado por la perspectiva de la persona que mejor la conocía, su hermana melliza Jessica. Fruto de esta atención, el libro de Jablonka desprende grandes dosis de humanidad y compromiso.
Leer a Ivan Jablonka es enfrentarse a esta sociedad. El retrato que recoge en su libro es el de unas niñas encantadoras pero con grandes fisuras bajo sus personalidades. Desde su infancia sufrieron las inestabilidades y descuidos propios de varias familias desestructuradas y quebradas, ingresando en la vida de una forma abrupta y sin control.
A los tres años de nacer, su madre arrastra las secuelas de las violaciones producidas por su propio marido. Ingresará en un hospital psiquiátrico y el padre de las niñas caerá en picado en el alcoholismo, incapacitado para cuidar de sus hijas. Años más tarde, estas violaciones se repetirán con Jessica, pero serán producidas por su padre de acogida.
Laëtitia solo tenia 18 años cuando el sistema la golpeó, víctima de un mundo donde se insulta, se acosa, se viola y se mata a las mujeres.
"Un mundo donde las mujeres no terminan de ser sujetos de pleno derecho. Un mundo donde las víctimas responden a la saña y a los golpes mediante un silencio resignado. Un fenómeno a puertas cerradas, tras el cual siempre mueren las mismas" (Página 11)
Como apuntó Éric Loret, "La crónica de de un crimen contra una chica del pueblo se convierte, a través de la pluma de Jablonka, en el análisis de un crimen contra todo un pueblo". La documentación del caso así como la descripción minuciosa de cada uno de los personajes hacen que la lectura sea sumamente interesante y adictiva.
No puedes dejar de leer, no quieres parar de saber.
"En la vida de Laëtitia hay tres injusticias: su infancia, su muerte atroz a los 18 años y su espectáculo de muerte. Las dos primeras injusticias me dejan en un estado de impotencia y desolación. Contra la tercera se indigna todo mi ser" Página 161
La expectación creada por el caso lanzó a la fama a una persona anónima víctima potencial de la violencia masculina. Los medios de comunicación se hicieron eco de la transcendencia y aprovecharon ese oportunismo para convertir la noticia en un circo mediático que ascendía con cada paso que daban los investigadores. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, hizo su aparición estelar para atacar las fisuras del sistema judicial embistiendo a jueces y abogados: el asesino de Laëtitia acumulaba un lastre de delitos a sus espaldas, entre ellos atraco a mano armada y trafico de drogas. Este personaje se aprovechó de la juventud de la víctima, de su falta de cariño y conocimiento para engañarla, violarla, asesinarla y descuartizarla. Tony Melhon fue detenido a los dos días de la desaparición de la joven, su falta de colaboración fue la causa de que el cuerpo de Laëtita no se pudiera reconstruir hasta varias semanas después de su muerte.
Este suceso fue excepcional desde varios puntos de vista. La onda expansiva que suscitó mantuvo en vilo a la población durante el tiempo que duró todo el proceso. La importancia de los recursos desplegados para dar con el cuerpo fue de las más importantes llevada a cabo por el estado francés. El eco mediático y político hizo que se implicaran, no solo los ciudadanos de a pie reclamando justicia, si no los altos cargos del gobierno, con el presidente de la República a la cabeza. Por lo tanto,
este no fue un mero asesinato, fue un asunto de Estado.
Cerrar el libro y ponerle cara a todo el elenco de personajes que desfilan página a página y que han llenado tantas horas de mi lectura es una sensación abrumadora. Laëtita y Jessica. El matrimonio que las acogió, los padres biológicos de las mellizas y el propio asesino.
"Mi libro solo tendrá una heroína: Laëtitia. El interés que despierta ella en nosotros, como un feliz retorno, la devuelve a sí misma, a su dignidad y a su libertad" Página 10
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