"En una sala completamente blanca espera un hombre embozado. Es tanto el dolor que conlleva su oficio que prefiere permanecer en el anonimato, pienso. Yo también lo haría. Me tiende la mano cubierta por un guante de látex y, a través de la mascarilla, me dirige un saludo que no entiendo. Acierto a estrechara e inclino la cabeza. No puedo hablar. Es mejor no hacerlo."
Página 69
Una noche de tranquilidad aparente, el fuego barre por completo el chamizo donde un hombre indigente, de mediana edad, duerme con sus muñecas. Sin poder escapar de las llamas, Horacio Ruano perece abrazado a ellas; en la habitación contigua, los pulmones del joven toxicomano Bryan Suarez se llenan de humo mientras intenta escapar del estado en el que se encuentra. Desgraciadamente, la vida ya no les dará ninguna oportunidad más.
Empar Fernandez (Barcelona, 1.962) narra en su novela "El loco de las muñecas (Alianza Editorial, 2.008) la desesperación de una mujer de clase alta por encontrarle sentido a la muerte del que un día fuera su marido. Narrada a través de las voces de todos los personajes que componen esta historia, descubriremos que se esconde detrás de un hombre que desapareció para poder dedicarse en cuerpo y alma a un "hobby" que acabó destruyéndolo. Muchas son las incógnitas que aparecen en este libro, muchos son los interrogantes que se formula el lector mientras va leyendo. Es incomprensible que Horacio Ruano escenificara su muerte en un país extranjero para poder ocultarse, a tan solo unos kilómetros de su casa y durante años, cuidando de sus muñecas como si se tratase de sus propias hijas. Las personas que interactuaron con él en vida deberán someterse al interrogatorio de la viuda que busca respuestas a una situación tan irreal como inverosímil, pero, desgraciadamente, cierta. Su marido seguía vivo y mantenía una extraña relación con los objetos que coleccionaba.
Empar Fernández es una maestra de las letras, una inspiración y un ejemplo. Así es como la veo y así como la imito, aprendiendo de cada uno de sus libros, buscando la sustancia de sus mensajes, leyendo entre las lineas de sus argumentos y ampliando el vocabulario con sus textos. Da igual que es lo que cuente, lo importante es disfrutar leyendo. Y todo lo que leo de Empar Fernández lo podría definir con una palabra: calidad.
martes, 26 de marzo de 2019
lunes, 18 de marzo de 2019
HABANA REQUIEM de Vladimir Hernandez
Cuando pienso en Cuba me imagino un lugar cálido rodeado de playas de arena fina, aguas cristalinas, palmeras altísimas y una amplia variedad de comida exótica. Dibujo en mi mente calles sin asfaltar con edificios victorianos pintados de colores y coches de película a juego con el decorado. Noto la amabilidad de su gente y la predisposición a mostrarle al turista todo lo que ofrece la capital. Pero, cuando despierto de mis ensoñaciones y me centro en la realidad, sé que este país es algo más que un destino vacacional. Cuba es política pura y dura, tragedia, pobreza y corrupción. Aún así, occidente continúa teniendo una percepción distorsionada de este país porque sus habitantes superan la falta de alimentos y medicinas con una sonrisa. La música esta presente en sus vidas, aunque desgraciadamente empañe las casas en ruinas donde viven.
Vadimir Hernandez, sabe muy bien de lo que habla cuando, a través de su libro Habana Requiem (Harper Collins, 2.017), denuncia la situación que vive su país y la narra de forma trepidante para que el lector pueda sentir lo mismo que siente él cuando habla de su patria.
"Cuando Cuba se abra y el dinero empiece a fluir en torrente, entones sí que todos los males mayores y menores van a descubrir que esto es una islita virgen de verdad, con doce millones de consumidores ávidos de lo que les echen, y se van a cebar con nosotros: bancos, drogas, manipulación financiera, más represión, endeudamiento institucional. ¿Eso es lo que quieres, pionero, que el mundo entre aquí y desencadene el caos del capitalismo del tercer mundo en toda su expresión?
Conversación entre dos policías, Página 183
El teniente Puyol arrastra muchos secretos bajo su gabardina, esa que utiliza dos días al año y solo cuando llueve (¿En Cuba llueve?). La investigación de un presunto suicidio no es un caso que le esté quitando horas de sueño, pues su olfato policial le indica que está ante un asesinato de manual, de esos que la evidencia se encarga de desenmascarar con el tiempo, aunque demostrarlo con pruebas y en menos de 24 horas es un reto que debe asumir para afianzar su profesionalidad. Cuando el escritor profundiza un poco más en la vida personal del teniente, el lector empieza a comprender qué clase de persona es y qué tipo de vida lleva, lo que le hace empatizar con el entorno y las carencias con las que tienen que vivir todos los cubanos sin excepción. Puyol pasa de ser un tipo duro a demostrar el más absoluto de los sentimientos: cuando llega la noche, el investigador se convierte en padre y todo lo demás deja de existir. Todo lo contrario que transmite su compañero Manolo, un ser repulsivo y repugnante que mancha el cuerpo de policía con sus continuos casos de corrupción. Menos mal que en esta novela la justicia se imparte equitativamente, si no el lector se quedaría con un mal sabor de boca después de conocer a que se dedica y la impunidad con la que podría salir indemne de sus escarceos. El equipo al completo lo forman el impulsivo Eddy, cuyo carácter le generará más de un problema a lo largo de toda la novela y la arribista Ana Rosa, que intentará averiguar quien es la persona que está violando sistemáticamente a mujeres con una serie de características físicas en concreto. Para que no nos aburramos entre delito y delito, la sargento Wendy pondrá la nota discordante en una novela donde el ritmo trepidante lo marcará el lector.
"Es verdad que la gente todavía le tiene respeto a la policía, pero eso también está cambiando. Esta ciudad lleva veinte años transformándose en un monstruo. Todavía queda un buen trecho por andar para acercarse a las ciudades más peligrosas de Latinoamérica, pero... tiempo al tiempo, que hacia allá vamos"
Página 109
Una persona no puede entender una ciudad (incluso un país) si antes no ha leído una novela negra sobre ella. Y no lo digo yo, me lo he copiado de El Librero que, siempre que hablaba de un libro lo ubicaba geograficamente antes de recomendarlo ¿Que sería de Atenas sin Kostas Jaritos o de Ystad sin Kurt Wallander? En este caso, Vladimir Hernandez nos abre las puertas de la ciudad vieja para contarnos una serie de historias que trascurren en tan solo 4 días narrando como se vive en las diferentes partes de la capital cubana y que movimientos delictivos realizan sus habitantes según la zona en la que transcurra la trama. Eso sí, el lector deberá de estar atento a recibir un sinfín de información, pues el escritor nos cuenta a bocajarro todo lo que su enviada mente ha sido capaz de elaborar sobre la atractiva, y a la vez fatigada, ciudad de La Habana.
Vadimir Hernandez, sabe muy bien de lo que habla cuando, a través de su libro Habana Requiem (Harper Collins, 2.017), denuncia la situación que vive su país y la narra de forma trepidante para que el lector pueda sentir lo mismo que siente él cuando habla de su patria.
Conversación entre dos policías, Página 183
El teniente Puyol arrastra muchos secretos bajo su gabardina, esa que utiliza dos días al año y solo cuando llueve (¿En Cuba llueve?). La investigación de un presunto suicidio no es un caso que le esté quitando horas de sueño, pues su olfato policial le indica que está ante un asesinato de manual, de esos que la evidencia se encarga de desenmascarar con el tiempo, aunque demostrarlo con pruebas y en menos de 24 horas es un reto que debe asumir para afianzar su profesionalidad. Cuando el escritor profundiza un poco más en la vida personal del teniente, el lector empieza a comprender qué clase de persona es y qué tipo de vida lleva, lo que le hace empatizar con el entorno y las carencias con las que tienen que vivir todos los cubanos sin excepción. Puyol pasa de ser un tipo duro a demostrar el más absoluto de los sentimientos: cuando llega la noche, el investigador se convierte en padre y todo lo demás deja de existir. Todo lo contrario que transmite su compañero Manolo, un ser repulsivo y repugnante que mancha el cuerpo de policía con sus continuos casos de corrupción. Menos mal que en esta novela la justicia se imparte equitativamente, si no el lector se quedaría con un mal sabor de boca después de conocer a que se dedica y la impunidad con la que podría salir indemne de sus escarceos. El equipo al completo lo forman el impulsivo Eddy, cuyo carácter le generará más de un problema a lo largo de toda la novela y la arribista Ana Rosa, que intentará averiguar quien es la persona que está violando sistemáticamente a mujeres con una serie de características físicas en concreto. Para que no nos aburramos entre delito y delito, la sargento Wendy pondrá la nota discordante en una novela donde el ritmo trepidante lo marcará el lector.
"Es verdad que la gente todavía le tiene respeto a la policía, pero eso también está cambiando. Esta ciudad lleva veinte años transformándose en un monstruo. Todavía queda un buen trecho por andar para acercarse a las ciudades más peligrosas de Latinoamérica, pero... tiempo al tiempo, que hacia allá vamos"
Página 109
Una persona no puede entender una ciudad (incluso un país) si antes no ha leído una novela negra sobre ella. Y no lo digo yo, me lo he copiado de El Librero que, siempre que hablaba de un libro lo ubicaba geograficamente antes de recomendarlo ¿Que sería de Atenas sin Kostas Jaritos o de Ystad sin Kurt Wallander? En este caso, Vladimir Hernandez nos abre las puertas de la ciudad vieja para contarnos una serie de historias que trascurren en tan solo 4 días narrando como se vive en las diferentes partes de la capital cubana y que movimientos delictivos realizan sus habitantes según la zona en la que transcurra la trama. Eso sí, el lector deberá de estar atento a recibir un sinfín de información, pues el escritor nos cuenta a bocajarro todo lo que su enviada mente ha sido capaz de elaborar sobre la atractiva, y a la vez fatigada, ciudad de La Habana.
miércoles, 13 de marzo de 2019
LOS CIERVOS LLEGAN SIN AVISAR de Berna Gonzalez Harbour
"Aquí estoy, conduciendo hacia el norte, rumbo a la recta imprecisa que no sé si aún existe, en busca de un camionero que seguramente falleció hace veintidós años dejando viuda y un hijo sonriente en algún lugar aún más impreciso del mapa; y en busca de un campo de carrizos de la pampa, una gramínea invasora comúnmente conocida como plumero, donde se perdió la sombra escurridiza de otro ser"
Página 35
Carmen se encuentra en un momento delicado de su vida. Se acaba de separar de su marido y está intentando ver el lado positivo de las cosas, como las experiencias, los viajes, las anécdotas y el hecho de que, fruto de la unión marital, haya nacido su hijo Marco. Al mismo tiempo, está encapsulando todo lo malo que le produce recordar el carácter conflictivo de su pareja: el gesto torcido, los malos modos, las infidelidades y esa mirada turbia que le desvelaba, día a día, que se encontraba frente a una persona desconocida. Todavía siente escalofríos al recordar el momento en que descubrió que convivía con un ser distinto. La separación tampoco fue un camino de rosas para la protagonista del libro y es que, Julian, su exmarido, todavía la vapulea a diario y amenaza con quitarle la custodia del niño. Esto no sería un problema si la empresa donde trabajaba como economista no hubiera entrado en quiebra debido a los "trejemanjes" de su jefe.
Sobrepasada por los problemas económicos que la acechan a diario, decide volver al pueblo de su padre e investigar un suceso que tuvo lugar veintidós años atrás, cuando, en la carretera de acceso al municipio se encontró con la víctima de un accidente de tráfico.
"Soy, según me han dicho, la primera persona que se interesa por aquella extraña muerte a degüello. En el pueblo, todo fue silencio"
Página 75
La principal motivación que mueve a Carmen a actuar es hallar respuestas a la serie de sucesos que ocurrió esa fatídica noche y de la que no se ha podido olvidar. ¿Quien era el joven camionero que perdió la vida en aquella carretera? ¿Qué pudo pasar para que perdiera el control de su vehículo en un tramo recto? ¿Qué eran las sombras que vio entre los plumeros de la zona? Y la que más le atormenta... ¿Quien es el niño de la foto que la víctima llevaba encima?
La forma de narrar que despliega Berna Gonzalez Harbour en su libro "Los Ciervos llegan sin avisar" (RBA, 2.015) demuestra la impaciencia que tiene la protagonista por encontrar una solución al misterio que envuelve esta enigmática muerte. Sin embargo, cuando las piezas del puzzle empiezan a encajar surge la pregunta más inquietante: ¿Cuantas personas están implicadas en este caso del que nadie quiere hablar? Para sorpresa de Carmen, hay una único vecino al que no molesta su visita, ni su presencia, ni sus incómodas preguntas sobre el accidente. David, el hombre que regenta la gasolinera del pueblo, se presta ayudarla tirando de todos los recursos posibles, informando a la forastera con una amplia biografía de cada uno de los vecinos del pueblo y aportando detalles sobre sus vidas que la ambiciosa economista no hubiera descubierto sin su ayuda. Sin la reunión de todos los datos que, de forma desinteresada le presta David, le hubiera sido imposible resolver el enigma del camionero fallecido pero, ¿que pasó realmente aquella noche mientras los plumeros se mecían frente al cuerpo inerte del joven camionero?
"La vida existe"
Página 23
miércoles, 6 de marzo de 2019
KEN BUGUL o Mariètou Mbaye Biléoma
Ken Bugul se presenta a si misma como una mujer de alto voltaje. Teme decirnos con cuantos años publicó su novela y los años de publicación que tiene para así evitar que saquemos conclusiones sobre su edad. Su naturalidad hace que la conversación fluya y se abra como la flor del baobab: blanca, viva, salvaje. Su aspecto es el de una mujer valiente, segura, tranquila, pero ella no siempre fue así, es más, hasta bien entrada su madurez no sabía realmente quien era ni cual era su función en esta vida.
Para conocerla mejor, el Festival de BCNegra 2.019 organizó una mesa con los escritores Luis Leante y Antonio Lozano, donde hablarían de la literatura africana y lo que representa en nuestro país las diferencias culturales que nos separan. El acto, al que no pudo asistir Antonio Lozano por problemas de salud, estuvo dedicado completa e integralmente al escritor canario, con menciones a sus novelas y traducciones, e innumerables guiños a su persona. En el fondo, todos los asistentes deseábamos que se recuperara de su enfermedad, pero desgraciadamente no pudo ser así y ahora, él y El Librero comparten tertulias en los rincones más oscuros de la otra vida, esa que yo me imagino llena de libros y dispuesta de todo el tiempo del mundo para poder leerlos.
"Cuanto más abandonada está la gente, más me gusta acercarme a ella. Mi disposición para ese tipo de asistencia y de servicio me había provocado ganas de ser médico, monja, sirviente, amante, esposa de un minusválido, cuidadora de niños, mujer de compañía para ancianos, resistente.
Pero tales instintos nunca encontraron la vía propicia. Estaba atrapada como una ostra en su concha. Contenía en mi interior, y la sigo conteniendo, su ebullición".
Página 90
Mariètou Mbaye Biléoma utiliza el seudónimo de Ken Bugul para recordarse a diario que hubo un momento de su vida que "nadie la quiso". Abandonada a los 5 años por su madre, creció al lado de su padre biológico sin ninguna educación, pretensión ni inquietud y es comprensible si se analiza el contexto, pues el hombre que se hizo cargo de ella contaba con 91 años y estaba ciego. Pero el significado de su nombre va más allá y ella se muestra solicita a contarlo cuando explica que fue la falta de identidad lo que la empujó a escribir el "Baobab loco" (Baile del Sol, 2.018) un libro autobiográfico que enmarca todas las vivencias de la escritora fuera de su país de origen. "Mi familia conocía a una mujer que vivía en un pueblo al lado del nuestro que cada vez que se quedaba embarazada y daba a luz, traía al mundo a sus hijos muertos. Uno tras otro. Uno tras otro. Loca de desesperación y para evitar este desastre que la acompañaba en cada parto, decidió que, antes de nacer el siguiente hijo, hablaría con los dioses y bautizaría a la criatura dentro de su vientre, de esta forma conseguiría apartar a los demonios que se llevaban a sus bebes. Solícita, la mujer llamó a su futuro hijo Ken Bugul y les dejó claro a las almas que vagaban por ese lugar que la vida que estaba a punto de nacer nadie la iba a querer, incluidos ellos".
"El único lenguaje que todos los seres humanos comprenden es el lenguaje humano"
Página 78
El "Baobab loco" es un libro que despierta muchas sensaciones, algunas de ellas, incomprensibles y algunas de ellas indescriptibles. Por lo tanto, no es un libro recomendable para todos los públicos, sobre todo por que no es novela policíaca, ni de suspense, ni hard boiler, aunque sí que es novela negra y no por su contenido, si no por su continente.
El lector se encuentra frente a una adolescente que abandona su hogar con una beca debajo del brazo y huye a Bélgica para conocer el mundo donde viven los seres que han colonizado su país. Es decir nosotros, los blanquitos, que ante la visión de un cuerpo femenino robusto y bello, nos volvemos locos. Ken Bugul se presta a satisfacer a los hombres y se apresura a consumir drogas en un momento de su vida que no sabe quien es ni donde está. Cuando es consciente del rol en el que se ha convertido su vida, es demasiado tarde para algunas cosas, aunque no para todas, y decide volver a su hogar, abrazar al baobad de su jardín y encontrarse a si misma. Una tarea muy difícil, incluso para cualquiera nosotros en sus circunstancias.
Ken Bugul, Mariètou Mbaye Biléoma, nos abre las puertas de su vida a través del libro "El baobab loco"y, con una sinceridad perturbadora, nos enseña las diferencias culturales de la sociedad africana frente a las europeas. Un vida plena se consigue con esfuerzo, motivación y concienciación. Algo que Ken Bugul conoció muy tarde pero de lo que no se avergüenza.
Para conocerla mejor, el Festival de BCNegra 2.019 organizó una mesa con los escritores Luis Leante y Antonio Lozano, donde hablarían de la literatura africana y lo que representa en nuestro país las diferencias culturales que nos separan. El acto, al que no pudo asistir Antonio Lozano por problemas de salud, estuvo dedicado completa e integralmente al escritor canario, con menciones a sus novelas y traducciones, e innumerables guiños a su persona. En el fondo, todos los asistentes deseábamos que se recuperara de su enfermedad, pero desgraciadamente no pudo ser así y ahora, él y El Librero comparten tertulias en los rincones más oscuros de la otra vida, esa que yo me imagino llena de libros y dispuesta de todo el tiempo del mundo para poder leerlos.
"Cuanto más abandonada está la gente, más me gusta acercarme a ella. Mi disposición para ese tipo de asistencia y de servicio me había provocado ganas de ser médico, monja, sirviente, amante, esposa de un minusválido, cuidadora de niños, mujer de compañía para ancianos, resistente.
Pero tales instintos nunca encontraron la vía propicia. Estaba atrapada como una ostra en su concha. Contenía en mi interior, y la sigo conteniendo, su ebullición".
Página 90
Mariètou Mbaye Biléoma utiliza el seudónimo de Ken Bugul para recordarse a diario que hubo un momento de su vida que "nadie la quiso". Abandonada a los 5 años por su madre, creció al lado de su padre biológico sin ninguna educación, pretensión ni inquietud y es comprensible si se analiza el contexto, pues el hombre que se hizo cargo de ella contaba con 91 años y estaba ciego. Pero el significado de su nombre va más allá y ella se muestra solicita a contarlo cuando explica que fue la falta de identidad lo que la empujó a escribir el "Baobab loco" (Baile del Sol, 2.018) un libro autobiográfico que enmarca todas las vivencias de la escritora fuera de su país de origen. "Mi familia conocía a una mujer que vivía en un pueblo al lado del nuestro que cada vez que se quedaba embarazada y daba a luz, traía al mundo a sus hijos muertos. Uno tras otro. Uno tras otro. Loca de desesperación y para evitar este desastre que la acompañaba en cada parto, decidió que, antes de nacer el siguiente hijo, hablaría con los dioses y bautizaría a la criatura dentro de su vientre, de esta forma conseguiría apartar a los demonios que se llevaban a sus bebes. Solícita, la mujer llamó a su futuro hijo Ken Bugul y les dejó claro a las almas que vagaban por ese lugar que la vida que estaba a punto de nacer nadie la iba a querer, incluidos ellos".
"El único lenguaje que todos los seres humanos comprenden es el lenguaje humano"
Página 78
El "Baobab loco" es un libro que despierta muchas sensaciones, algunas de ellas, incomprensibles y algunas de ellas indescriptibles. Por lo tanto, no es un libro recomendable para todos los públicos, sobre todo por que no es novela policíaca, ni de suspense, ni hard boiler, aunque sí que es novela negra y no por su contenido, si no por su continente.
El lector se encuentra frente a una adolescente que abandona su hogar con una beca debajo del brazo y huye a Bélgica para conocer el mundo donde viven los seres que han colonizado su país. Es decir nosotros, los blanquitos, que ante la visión de un cuerpo femenino robusto y bello, nos volvemos locos. Ken Bugul se presta a satisfacer a los hombres y se apresura a consumir drogas en un momento de su vida que no sabe quien es ni donde está. Cuando es consciente del rol en el que se ha convertido su vida, es demasiado tarde para algunas cosas, aunque no para todas, y decide volver a su hogar, abrazar al baobad de su jardín y encontrarse a si misma. Una tarea muy difícil, incluso para cualquiera nosotros en sus circunstancias.
Ken Bugul, Mariètou Mbaye Biléoma, nos abre las puertas de su vida a través del libro "El baobab loco"y, con una sinceridad perturbadora, nos enseña las diferencias culturales de la sociedad africana frente a las europeas. Un vida plena se consigue con esfuerzo, motivación y concienciación. Algo que Ken Bugul conoció muy tarde pero de lo que no se avergüenza.
domingo, 3 de marzo de 2019
FRANKENSTEIN de Mary W. Shelley
Pocos son los libros como Frankenstein que han tenido una gran repercusión entre el público con una desproporción tan grande entre el escaso número de lectores y el porcentaje de personas que, sin haberla leído, creen conocer la obra...
Buscando entre montones de libros descatalogados y abandonados de esos paraísos que son las librerías de segunda mano, encontré la novela Frankenstein (Anaya,1.982) y... me hizo ojitos, algo que me pasa muy a menudo con según que libros. Solo empezar a leerla, me abastecí de todos los instrumentos que utilizo a diario y me sentí como el creador de la historia que cose y pega a su criatura. Necesitaba un lápiz para anotar las principales impresiones y varios fluorescentes para subrayar las frases clave, que en esta obra son muchas y muy interesantes. El resto, ya os lo podéis imaginar... Me propuse disfrutar como una enana...
Ni es un relato de miedo, ni Frankenstein es el nombre del monstruo
Y lo más sorprendente, ¿cómo puede ser que 200 años después de su publicación la novela de Frankenstein siga triunfando?
Varias y múltiples han sido las adaptaciones a la pantalla que han acercado el mito a todos los públicos. No hay un niño, ni un adulto, que no relacione el nombre del monstruo con un ser de color verde con clavos rematando todo su maltrecho cuerpo, pero la escritora nunca utilizó esos términos para describir a su personaje principal y uno de los datos más insignificantes y llamativos que me sorprendió fue leer que tenía el pelo largo. Tampoco, en ningún momento de la narración, Mary Shelley lo bautiza con el famoso nombre de su fundador, porque Victor Frankenstein es el estudiante de medicina que le da forma y vida a la criatura, al contrario de lo que se cree popularmente. El monstruo, el ser, la bestia o como quiera que la escritora lo defina, no está creado para matar, asustar o intimidar a la gente, aunque sí que impresiona por sus características físicas, sobre todo por la envergadura y deformidad de su cuerpo. El propósito de su creador fue la investigación del cuerpo humano a través del estudio de las ciencias médicas, temas que le interesaban profundamente a la escritora y que plasma en los primeros capítulos de la novela. Cuando Victor Frankenstein finaliza su trabajo, desencadena una serie de sucesos que son las consecuencias de haber expuesto a la criatura a toda suerte de desgracias y, es entonces cuando le toca al monstruo sentir y explorar todo lo que le ofrece el mundo. Sin embargo, asimilar que su "padre" lo ha abandonado presa del delirio que le supone el resultado final de su experimento, unido a la frustración de no sentirse amado por su aspecto físico, es lo que le mueve a perseguir a su creador hasta la extenuación con un firme propósito: la demanda de la felicidad.
Hasta que Victor Frankenstein no acceda a sus peticiones el monstruo no dejará de matar a las personas que lo rodean.
"Las alteraciones de la vida no son ni mucho menos tantas como la de los sentimientos humanos. Durante casi dos años había trabajado infatigablemente con el único propósito de infundir vida en un cuerpo inerte. Para ello me había privado de descanso y de salud. Lo había deseado con un fervor que sobrepasaba con mucho la moderación; pero ahora que lo había conseguido, la hermosura del sueño se desvanecía y la repugnancia y el horror me embargaban"
Página 50
El vocabulario de la escritora es tan rico que te transporta a cada uno de los escenarios mientras conoces a los personajes. La extraña unión que se crea entre el lector y la historia es, precisamente, por las distintas voces que va tomando la narración, pasando del frío al calor, de la rabia a la sorpresa, de la locura a la esperanza.
En el 2.018 se cumplieron 200 años de su publicación (ni más ni menos) y leerlo ha supuesto una conexión extraña con la autora, que refleja el entorno social de la época en la que está basada la novela, así como las contradicciones y frustraciones que ella mismo sintió mientras la escribía. Mary W. Shelley fue una pionera y eso le supuso marcar la diferencia en una sociedad que no estaba preparada para que la mujeres pensaran y mucho menos para que sus opiniones se hicieran públicas. Pero hay muchos más matices que unen la ficción con la realidad en esta magnifica novela, ¿estás dispuesto a conocerlos?
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