miércoles, 26 de septiembre de 2018

EL VIAJE DE UN EGIPTÓLOGO INGENUO

                    Me preparo para una de las aventuras más impresionantes de mi vida y todos los libros que pueda leer sobre el destino me parecen pocos. Sería imposible concebir un viaje al enigmático Egipto sin haber reparado en su literatura, muestra de los entresijos de una sociedad antigua y tradicional. Para ello he buscado a los mejores acompañantes: Taha Hussein, Amin Maalouf y Naguib Mahfuz son solo una muestra de los escritores árabes contemporáneos más importantes que me escoltaran a lo largo de este recorrido, guiándome a través de los misterios que esconde el desierto y desmigajando, poco a poco, una de las civilizaciones más antiguas de este planeta. Con sus historias recorreré escenarios únicos e inolvidables recreándome en los olores, sabores y colores de cada rincón del Cairo. Todavía no me lo puedo creer. Pronto tendréis más noticias de ellos a través de la reseña de sus libros. 

                    Pero si hoy estoy aquí, emocionada y nerviosa al mismo tiempo, es debido al descubrimiento de otro escritor que, en su primera visita a las Pirámides de Gizah, adivinó a qué se dedicaría el resto de su vida. 



                        La historia de Egipto es una de las más antiguas que nacieron en torno al mar Mediterráneo. Sus costumbres y la abnegación de su pueblo por mantener viva su cultura, es un fiel ejemplo de las tradiciones que perduran hoy en día. Me encuentro sumida en mis pensamientos cuando doy de bruces con el libro "El viaje de un egiptólogo ingenuo" (Ediciones del viento, 2.017). Solo la foto de la portada ya me indica que este es el libro que estaba buscando, mezcla de experiencias, anécdotas y citas literarias. Noto que es el mejor momento para leerlo cuando, al comenzar la lectura, Tito Vivas narra en primera persona la impresión que le causó ver las Pirámides de Gizah con tan solo nueve años de la mano de sus padres. Me imagino a un jovencito ataviado con calcetines de algodón hasta las rodillas y gorro de explorador, perdido entre toneladas de arena caliente, contemplando miles de piedras posicionadas perfectamente y buscando un sentido a las construcciones faraónicas más antiguas del mundo. Todo el misticismo que rodea esta civilización cobra un nuevo sentido cuando aprendes a ver con los ojos de un egiptólogo el conjunto de sus obras. Las Pirámides como nexo de unión entre la vida y la muerte, la importancia de cada dios ligada a la descendencia del varón o la simbología animal son solo un ejemplo de lo que el lector descubrirá mientras viaja en camello y taxi prácticamente la mismo tiempo.

                        Leer el libro de Tito Vivas es transportarse al Egipto de la antigüedad y vivir varias vidas unidas entre la época faraónica y el momento en que empezaron a llegar los primeros descubridores para estudiar los tesoros en forma de sarcófagos, momias, templos y piedras que iban apareciendo delante de ellos. Las constantes citas a la novelista, periodista, viajera y egiptóloga Amelia Edwards denotan la admiración que el autor siente por su predecesora así como la honda impresión que le causó conocer su obra. A lo largo de todo el libro, las citas de diversos y variados escritores han hecho que amplíe, aun más, el abanico de obras que me faltan por leer antes de viajar al país donde Keops, Tutankamon o Nefertiti dejaron una huella imborrable. 


"Sobre las aguas del Nilo el tiempo se detiene. La temperatura del ambiente relaja su crudeza y una brisa fresca envuelve la vida por completo. La humedad se instala en cada poro de la piel provocando una sensación de rejuvenecimiento. El gran canal eterno abraza al mortal haciéndolo consciente de su naturaleza efímera. Me sentía al mismo tiempo afortunado y miserable"
Página 205

Las famosas aguas del Nilo llenan decenas de páginas de este precioso libro mientras el autor se mece por ellas para desplazarse desde Karkak hasta Abu Simbel, pasando por Luxor, Edfú, Tebas y los templos de Asuan. Además de las interminables referencias de sitios y lugares con sus consabidas explicaciones históricas, el autor ha querido agasajarnos con fotografías antiguas, panorámicas tomadas por él mismo y decenas de acuarelas que describen perfectamente los colores que envuelven esta tierra, donde los ocres, naranjas y marrones no se distinguen de las construcciones más antiguas. De vuelta al Cairo y antes de despedirse del lector, Tito Vivas describe con detalle el placer que supone la comida egipcia para los sentidos, sus predilecciones a la hora de decantarse por un plato u otro y los lugares más importantes de una de las ciudades más pobladas de África. 

                Las cientos de anotaciones, los posits y comentarios a pie de página que he marcado como recordatorio de textos que no quiero que se me olviden, me ayudarán a descubrir este increíble país por mi misma, eso sí, de la mano de uno de los mejores egiptólogos españoles que existen en este momento. 

"El Cairo es dulce y pegajoso. Hay un permanente velo visible en la distancia, cómo una bruma que anega el horizonte. En El Cairo no son necesarios los filtros fotográficos de tono sepia y, sin embargo, de cerca, esa cortina de vapor desaparece a la vista y cambia su estado gaseoso a líquido materializándose en gotas de sudor"
Página 43





miércoles, 19 de septiembre de 2018

TE QUIERO PORQUE ME DAS DE COMER

Un instituto. Un trauma. La construcción de un asesino en serie.
Una moneda. Un símbolo. Decenas de víctimas.
Una infidelidad. Una mujer despechada. Un cura que abusa de los niños.
Un detective incompetente que se enamora de un actor de teatro.
Carabanchel. Droga. Toxicómanos. Gitanos.
La trata de blanca. Perros asesinos. Violencia. Sexo. Asesinatos.
El odio. La maldad. La búsqueda constante de los instintos humanos.


Todo esto (y mucho más) es Te quiero porque me das de comer. 



"El asesino en serie carece de empatia: el asesino en serie acostumbra a cosificar a sus víctimas: las concibe como objetos, nunca como personas: jamás se arrepiente de sus crímenes e incluso, cuando la policía lo detiene, confiesa haber cometido mas crímenes de los que realmente cometió"
Página 11

Leer a David LLorente siempre es un reto. Me pasó con "Madrid, frontera" y me vuelve a pasar con "Te quiero porque me das de comer". Mi sorpresa es que me encuentro con un estilo narrativo diferente del resto de novelas negras, marcado por la estructura, el orden, el ritmo y la voz del narrador. Como ya me sucedió con "Subsuelo" (Salto de Página, 2.015) de Marcelo Luján, David Llorente se preocupa por contar lo que sucede dentro de la mente de un criminal y consigue dejar a un lado los procesos que envuelven la investigación policial. Para el escritor, la evolución del mal es su principal obsesión y la base para poder jugar con el odio que surge de todos los personajes. Es magnífico comprobar como el desarrollo de la novela empuja a actuar desesperadamente a los protagonistas de la historia y los anima a fomentar una personalidad que, aunque en un principio no parece que sea tan terrible, se convierte en el tema principal de la trama.

Basada íntegramente en el barrio madrileño de Carabanchel, la narración nace en el año 93 y se extiende hasta el año 2003, y es durante este periodo de diez años donde el autor decide progresar en el relato para que el lector sea testigo de hasta que nivel puede llegar la crueldad humana.
Por lo tanto, la maldad, en su amplio conjunto de complejidades, es la protagonista principal de este libro. La trama, así como la amplia lista de personajes que aparecen y desaparecen, son los actores secundarios que interpretan diferentes papeles en escenarios sórdidos y crueles, y a la vez muy reales. 





TE QUIERO PORQUE ME HACES PENSAR


Si algo llama la atención del lector nada más abrir la primera página es la construcción de las frases y la simultaneidad de las historias. Todos los relatos transcurren al mismo tiempo y están narrados de la misma forma, con la dificultad que ello comporta para el lector (ya es hora que, desde la otra parte, nos pusiéramos a trabajar un poquito). La construcción de las frases es muy austera, utilizando un sin fin de puntos dobles y puntos seguidos, y el trasfondo de esta novela es mucho más complejo que lo que aparenta en un principio. Así que lo que se espera del lector es que colabore para entrar en la trama, poder entenderla y al mismo tiempo, disfrutarla.

El ego, el bulling, los desengaños, las recetas de cocina, la presentación de películas que se hicieron en esos años, la llegada de los perros de raza peligrosa y las primeras peleas, los abusos sexuales, todo lo que pasa puertas adentro de un instituto, las relaciones personales, el mundo de la noche en su total amplitud y un sin fin de temas serán solamente el aperitivo de este banquete de sensaciones. La construcción de los personajes, los lugares elegidos para posicionaros, las ideas que transmiten sus conductas, las impresiones que genera leer algo diferente hacen de todo el conjunto un manjar para los sentidos. 

Y, como bien me dijo mi amiga literaria Charo Gonzalez Herrera, esta novela se debería haber titulado "Te quiero porque me haces pensar" en vez de "Te quiero porque me das de comer". Y es que, las novelas de David Llorente hacen que el cerebro trabaje al 100% y saque sus propias conclusiones sin que el escritor apenas interfiera en la historia que está contando.



martes, 11 de septiembre de 2018

MUJERES DE BOMBAY

Conocí la ONG Sonrisas de Bombay a través de uno de los primeros libros escritos por su fundador, Jaume Sanllorente. En el libro, titulado igual que el nombre de la Organización que él preside, pude conocer los motivos que empujaron a este joven empresario a abandonar su Barcelona natal para embarcarse en un proyecto que sobrepasaba todos los límites. Acostumbrado a viajar mucho y solo, Jaume Sanllorente decidió conocer la India el verano de 2.003. Lo que él no se esperaba bajo ningún concepto era de que manera la experiencia le iba a marcar a nivel emocional, así que a la vuelta, se despojó de todas sus posesiones materiales, tiró de contactos y favores pendientes y, con mucha paciencia y tesón, creó el proyecto más ambicioso de su vida: una ONG dedicada a ayudar a los niños más pobres de este país.



Si exprimo al máximo mi mala memoria sería capaz de recordar algunos de los capítulos que más me llamaron la atención del libro Sonrisas de Bombay cuando lo leí. En concreto dos. Uno de ellos fue saber el motivo que llevó a Jaume Sanllorente a bautizar así su Fundación y el otro fue conocer el momento en que acabó perdido dentro de una barriada de slums (chabolas) y tuvo que presenciar escenas horribles protagonizadas por niños e incluso bebés. La India y sus contrastes, siempre presentes.

El ajetreo que le provoca estar a la cabeza de una ONG que crece a cada momento le impide escribir más de lo que a él le gustaría, pero este año, afortunadamente para los que seguimos sus proyectos de cerca, nos ha ofrecido la oportunidad de seguir conociéndolo a través de su nuevo libro, Mujeres de Bombay. Es fantástico cuando un libro tiene la capacidad de removernos por dentro y mediante el uso de la palabra bien escrita, provocar en nosotros todo tipo de reacciones, desde la conmoción hasta ira. 


"El matrimonio temprano, la mala situación financiera de las familias, la migración y la preferencia dada a los hijos varones a la hora de recibir educación son factores que inciden en que mujeres y niñas sufran discriminación, tanto en el hogar como en la comunidad, lo que les dificulta el ejercicio de su voluntad individual y la toma de decisiones básicas sobre sus propias vidas"
Página 66

Cada vez que leo sobre India, no puedo evitar emocionarme y recordar lo vivido. En Mujeres de Bombay, Jaume Sanllorente le ha querido dar a la mujer el protagonismo que se merece y trasladar a sus lectores las dificultades por las que tiene que atravesar hasta conseguir demostrar lo que vale de cara a la sociedad. Y es que, en los barrios más pobres donde trabaja a fondo la ONG Sonrisas de Bombay, las familias no están preparadas para permitir que sus hijas vayan al colegio, pues para ellos representa una perdida de tiempo y dinero. Por eso, una vez estas niñas entran en la adolescencia y tienen inquietudes como el resto de chicas de su edad, la Fundación intenta contactar con ellas para poder ayudarlas en su educación. En este libro, el escritor y periodista recoge las historias de siete mujeres y utiliza sus testimonios para narrar la desaparición de una niña de ocho años llamada Priyanka. Para comprender el valor de la vida de las mujeres indias, también aborda temas como las agresiones sexuales a menores, la falta de higiene y sus consecuencias, la pésima calidad del servicio sanitario (principalmente para las personas que pertenecen a la casta de los intocables), y por fin, las soluciones que propone la ONG para ayudar a todas las niñas que padecen las consecuencias de vivir en un país cargado de desigualdad y machismo. 

"Cada día me enamoro más de Bombay. Un lugar te gusta o no dependiendo de lo que en él has sentido. Y aunque he vivido momentos muy duros y angustiosos, muchos otros han sido placenteros y gratificantes. A pesar de todo, me siento bien tratado por esta ciudad. El vínculo que me une a ella es tan fuerte y tan grande que la amaré para siempre. Aunque sus bloques de hormigón hayan cambiado mucho su aspecto, su alma sigue intacta"
Página 59


jueves, 6 de septiembre de 2018

LA DESAPARACIÓN DE STEPHANIE MAILER

Que Joël Dicker es un tipo guapo y atractivo, es evidente. 
Que sus libros han sido TOP durante años, es incuestionable.
Que, pese a su juventud, se ha consolidado como uno de los mejores escritores de novela negra es un dato objetivo debido al volumen de ventas.
Peroooo... Que se está relajando con sus novelas tampoco lo pongo en duda. 
es que desde que publicara en el año 2.013 "La verdad sobre el caso Harry Queber" ha ido bajando el listón y la calidad de sus libros (no así las páginas) y los fans de sus historias nos estamos desesperando por momentos.


Con el lanzamiento de La verdad sobre el caso Harry Quebert los lectores flipamos. Tal cual. Era un libro que lo tenía todo. Buen argumento, buenos personajes, buena prosa. Originalidad a la hora de la narración. Extenso, sí, pero ameno. La combinación de un entorno propicio para el suspense con la creación de unos personajes llamativos y curiosos hizo que los lectores metiéramos a Joël Dicker en el saco de los escritores más populares del momento.
Las críticas empezaron a llegar tres años más tarde cuando publicó El libro de los Baltimore. A mi, personalmente, el libro en todo su conjunto me gustó. Aunque la cantidad de páginas puede llegar a influir a la hora de empezar a leer, si eres fiel al escritor, es un inconveniente que no juega en contra de la historia, que es lo principal a la hora de emitir un veredicto final. Sin embargo, para muchos lectores y seguidores de Joël Dicker, la trama se hizo larga, pesada y aburrida. Infumable. ¿Había bajado el listón el escritor? En ese momento no lo pensé.

Pero ahhhhhmigo, este año vuelve ha sacar novela nueva: La desaparición de Stephanie Mailer y una servidora la espera con ganas: lo admito, a mi me gustaba Joël Dicker. Cual es mi sorpresa cuando empiezo a leer y la historia se me hace bola. Una bola imposible de tragar, que no me deja avanzar las páginas, que se atasca y me obliga a concentrarme más de la cuenta. Saltan todas las alarmas cuando, cada vez que cojo el susodicho libro, me distraigo fácilmente. Terror: me echo las manos a la cabeza. 
Siempre hay una "cosa", llámese Facebook, llámese washap, llámese tengoqueponerlavadoras que antepongo a la lectura. Y eso es fatídico. Y si el lector es voraz, perder el tiempo así es una tortura.




Antes de empezar a leerlo evito mirar la sinopsis trasera para que no me desvele más argumento del necesario. El agente de policía Rosemberg está dando una rueda de prensa donde anuncia su jubilación cuando, de pronto, aparece la joven Stephanie Mailer y cuestiona al culpable de un cuádruple asesinato ocurrido 20 años atrás. Ella segura que tiene pruebas para desmontar la resolución que llevó a cabo el cuerpo de policía cuando acusó a una persona en concreto y la cosa se enreda cuando el agente que estuvo al mando y capturó al asesino es el mismo que el personaje que se pretendía jubilar. Movidos por la curiosidad, el inspector Rosemberg y el grupo que lo acompañó hace veinte años, deciden reabrir el caso. 
Y hasta aquí puedo contar, porque es hasta aquí donde ha llegado mi lectura. He avanzado más en la trama buscando alguna inquietud para poder seguir leyendo, pero no la he encontrado.
Cuando he aparcado el libro un par de días para centrarme en otra lectura, no he notado una cálida bienvenida a la vuelta. Los personajes se me habían olvidado y el constante retroceso de la historia no me ayudaba a retomar el hilo. El argumento perdía fuelle en vez de ganarlo, cosa terrible tratándose del libro de uno de mis escritores preferidos. (Lo reconozco: Actualmente ya no tanto).

Total, que como no he acabado de leerlo, no os puedo decir si al final la historia se arregla o no se arregla. Lo tendréis que descubrir vosotros y darme vuestra opinión.




viernes, 31 de agosto de 2018

TIEMPO DE RATAS

"Las alegrías duran poco en la vida de los desgraciados"
Página 89

En todas y cada una de las ciudades de nuestro país existe un barrio que se desmarca del resto de barrios. Estos barrios son zonas con poca o ninguna vida cultural, donde la falta de confianza y la escasa voluntad por aspirar a ser alguien en la vida le juegan una mala pasada a la gente joven. La opción de estudiar se descarta cuando el apoyo de los padres flaquea y la unidad familiar, la mayoría de las veces, carece de valores. Los jóvenes, que están saliendo de la adolescencia, se echan a la calle para huir del panorama que tienen casa. Brotan la mala educación y las faltas de respeto. Surgen las sombras de las malas compañías y las drogas. Nace la sensación de encontrarse en un callejón sin salida. Construir un futuro lejos de este terreno se antoja lejano y remoto.


Cuando hablo de este tipo de barrios, sé muy bien de lo que hablo. Yo me crié en uno de ellos, posiblemente en una de las zonas más conflictivas de Valencia. Cuando mis amigos entraban (porque a estos barrios se entra: no se va a pasear por la plaza ni se sale a tomar una cerveza) les sorprendía que yo hablara de Valencia como si fuera una ciudad lejana, sin embargo, el trayecto que la une con la Plaza del Ayuntamiento es de apenas 5 km. Un recorrido que se puede hacer fácilmente a pie y más teniendo en cuenta que cada cierto tiempo suprimen y modifican las lineas de autobús que conectan con el barrio. ¿El metro? Ni está ni se le espera. Los vecinos pasean con sus perros rodeados por un muro con alambre de púas que los separa del puerto y las viejunas vías del tren impiden que el barrio crezca hacia el centro. Sin embargo, desde la mayoría de los tejados de las casas y los balcones de las fincas se puede cenar viendo el espectáculo de luces que es la Ciudad de las Ciencias. A medida que  la sociedad retrocede, avanzan los límites que nos marca. 
Pero no, yo no he venido aquí a hablar de mi barrio. He venido para contaros de que va este libro. 





"Eloy le da otra calada al porro y lo ofrece. El humo invade nuestra atmósfera y los tres nos sumergimos en ella, como la anestesia que nos hace más apacibles los días huidos sin pegar golpe. Esquivando los relojes que nos marcan las horas perdidas en este solitario parque nocturno. Obviando el camino lento y seguro hacia la nada que los tres recorremos con el convencimiento de que el mundo no nos reserva otra salida".
Página 91

Basada en el barrio de La Verneda de Barcelona, Tiempo de ratas (Editorial Milenio, 2.018) narra la vida de Eloy desde el momento en que su vecino, traficante de drogas, sale corriendo de su casa y le pide que le guarde una bolsa de deporte con 8 kilos de cocaína. Realmente no se lo pide, se la tira en medio del rellano y su despedida tiene voz de amenaza. Eloy sabe que algún día volverá a por ella, pero los nervios lo consumen. Es consciente de que nadie se debe enterar de la existencia de la mochila, y mucho menos el clan de los gitanos, que se la tienen jurada al vecino que les hace la competencia. Sin embargo, una noche de fiesta echa mano de la mercancía y saca un poco de cocaína: quiere invitar a sus amigos. Y luego otro día la chica que le vuelve loco le ofrece sus encantos a cambio de una raya: entonces saca un poco más y se coloca con ella. Y así un día y otro y otro. Pero llega un momento en que se corre la voz y la gente empieza hablar, es normal. Porque Eloy y sus amigos siempre van pelados de pasta, rascando de un sitio y de otro hasta el extremo de simular que se prostituyen con señores mayores que luego atracan. A los Mossos d'esquadra (en esta novela muy corruptos) tampoco les acaba de encajar los excesos del joven y toda la comitiva, así que no dudan es saltarse las reglas para encontrar lo que el barrio entero busca: la famosa mochila negra llena de droga que solo le ha traído problemas al protagonista de esta historia. 


El vocabulario es desconcertante para una persona que no se haya movido por estos ambientes, aunque todos alguna vez hayamos oído estas palabras: Pasta fresca, cristal, farlopa, grifa, cleca, trena. Los personajes: Eloy, el Mentiendes, el hermano del Mentiendes, el Charly, el clan de los Lodowinsky, el Andreu (que es el vecino), el del 23, la Jessi, el Rueda y el Sánchez, hacen que, aunque quieras saber como acaba de la historia, solo pienses en llegar a última página y olvidarlos. Sabes que en cada uno de los barrios de mala muerte existen individuos con las mismas "cualidades" y con una única diferencia: el nombre. Las sensaciones que me produce leer este libro las recojo en pocas y simples palabras, todas ellas englobarían la miseria que rodea las zonas marginales y, aunque no todo es malo, la mayor parte sale mal parada. El odio, la adicción, la desestructuración, la rabia, la traición, el miedo y la humillación hacen que la gente actúe y se ponga en movimiento.

Leí Tiempo de Ratas en un día, consciente de cual era el argumento de la trama, y sabiendo que muchos de los secretos que esconden sus páginas no pasarían desapercibidos a mi sensibilidad. Marc Moreno toca todo lo peor de la sociedad de la que estamos rodeados y muchas veces no vemos o no queremos ver. Destaca los límites de lo legal y lo ilegal, de las trampas y de la corrupción, pero también de las ganas de vivir fuera de este ambiente, de la visualización de un mundo diferente, de las ansias de un futuro limpio.
Hace tiempo leí un frase que se me quedó grabada. Me sorprendo de mi misma porque tengo muy mala memoria y, aun así, la recuerdo perfectamente. La remarco como conclusión a esta agotadora reseña para que sirva de lanza contra la sociedad en la que vivimos: 
"Que la próxima vez que se hable de droga, sea de las personas que la consumen en vez de los que trafican con ella". 
Ahí queda eso amigos.



martes, 14 de agosto de 2018

DONDE SIEMPRE ES MEDIANOCHE

Para investigar la desaparición del Premio Nobel de Astrofisica y la creación de una secta liderada por el Anticristo Superestar, el Sabueso Informativo se desplazará hasta Silenza, un pueblo situado en la costa italiana. La cultura siempre fue el motor que movió la capital del arte y el conocimiento; los estudiantes ilustrados y la aventura eran el sinónimo que representaba la felicidad en este municipio, pero algo está ocurriendo de un tiempo a esta parte que ralla la incredulidad: una nocturnidad ininterrumpida ha llegado para instalarse y los vecinos la han aceptado sin más.


"Conversar con una mujer hermosa, divertida y sutil es en sí mismo una novela de misterio, un caminar lento y minucioso yendo de baldosa en baldosa de significados, un disfrutar del palabreo y de la probabilidad, de lo inesperado, de la curiosidad, de lo otro..."
Página 73

El protagonista de esta historia se identifica como el Sabueso Informativo: una persona curtida en el periodismo bélico que tendrá que desplegar toda su imaginación y olfato detectivesco para resolver el enigma de la oscuridad en Silenza. Además, este fotoperiodista no viaja solo. Un sin fin de fobias, manías, tics, enfermedades imaginarias, miedos, complejos y neuras lo acompañaran en su largo recorrido de investigación. Sin embargo, por el camino se encontrará con su mayor obstáculo: la joven Elisabeta que, además de abrirle los ojos con respecto a lo que verdaderamente ocurre en Silenza, le destapará los conductos de ventilación que van directos al corazón. El amor que siente por la bella muchacha llenará un par de capítulos con mucho humor (y amor) donde el lector podrá descubrir la faceta más escondida del fotoperidista maniático. 



"Veo un anuncio público en una marquesina: "Se vende riñón sano, razón aquí". Hay un número de teléfono. Llamo. Comunica..."
Página 31

En esta historia, la ironía se mezcla con la distopía y el humor negro con la realidad más fantástica.
Hoy, la oscuridad envuelve las esquinas de una ciudad y sus habitantes son felices dejándose engañar. Y lo más curioso es que, mientras voy leyendo, no me sorprendo de nada de lo que pasa en este libro pese a la violencia de algunas escenas, como el proceso de ejecución que se lleva a cabo en un programa de televisión emitido en directo y presentado por el mismo alcalde. 
La noche no sólo ha traído el misticismo a Silenza, también a disparado la criminalidad entre calles, o eso es lo que el gobierno apunta porque, a estas alturas, se dedica a manipular los informativos, los medios de comunicación y la opinión pública. En alguna parte de mi bonita cabeza, mi cerebro está aceptando la realidad de esta población imaginaria como si fuera la de mi propio municipio, doy cabezazos de asentimiento al mismo tiempo que asumo la manipulación que envuelve nuestras vidas. La noche ha terminado por transformar Silenza y ahora todo es chantaje y trapicheo. La cultura ha desaparecido y se ha convertido en algo complejo e inaccesible, misterioso y cruel. Mientras, el cuerpo policial tiene el beneplácito para arrestar a cualquier persona sin importar cual es la verdad porque con la acusación es suficiente para sentenciarla a muerte.
Mi mente está en pleno proceso de ebullición.
Y en medio de esta crisis: el retroceso, la apatía, la adversidad laboral y el miedo de la población están destruyendo la dignidad de las personas y el razonamiento más básico para poder sobrevivir sin violencia. 
Por suerte, entre las paginas de este libro existe un personaje mediocre pero inteligente que apunta su cámara y dispara igual de bien las fotos como las palabras. Está convencido cuando afirma que la verdadera democracia proviene de la familia y el único rescate a la crisis económica mundial deriva de la unión familiar. No es ninguna solución, pero en medio de tanto caos es una evidencia de lo que está pasando actualmente en cualquier parte del mundo. Nosotros también vivimos a oscuras mientras una luz cegadora ilumina nuestras hermosas y maltrechas miradas. 


Hay tanto de verdad en esta novela que da miedo avanzar por ella. Que no os engañe el humor negro, negrisimo del escritor, ni tampoco los excesos con respecto a las descripciones, pues cada una de ellas son la conjunción de miles de sensaciones juntas. Detrás de un pensamiento, siempre existe una acción (voluntaria o involuntaria) y, aunque parezca que la moralidad cada día va en retroceso, con más motivo necesitamos novelas como esta que nos indiquen cual es el camino para no perdernos en la misma oscuridad en la que cayó Silenza.

"De hecho Silenza solo consigue hacerme ver lo que intuyo: que la vida no es realista sino extraña, turbia, oscura como esto que escribo; como todo"
Página 50



jueves, 9 de agosto de 2018

HONRARÁS A TU PADRE Y A TU MADRE

"Me llamo Cristina y he salido a buscar a mis muertos"
Página 11



En una entrevista concedida recientemente a Fernando Clemot, Cristina Fallarás hizo unas declaraciones, en extremo generosas, que se convirtieron en el titular del encuentro:
"Si yo no lo hubiera perdido todo, no me hubiera puesto a escribir esta novela".

Y en cierto modo, eso es lo que transmitió en el Festival de Novela Negra que se celebra todos los años en la ciudad de Gijón. Cristina Fallarás explicó al público que, en un principio, su última novela Honrarás a tu padre y a tu madre, no se concibió para ser publicada aunque sus necesidades económicas fueran el motor que la empujó a escribirla. Con este libro busca alcanzar una idea de paz, de dignidad o de abandono de culpa que comparte con la mayoría de las familias que perdieron esta contienda y, al mismo tiempo, pretende desnudar a su familia (y desnudarse a si misma) a sabiendas de la catarsis que supondrá transmitir la historia de sus antepasados en un contexto tan frágil como fue la Guerra Civil Española. Así lo expone abiertamente cuando, subiendo la voz y arrimándose al micrófono, increpa al auditorio diciendo que silenciando a los muertos y silenciando los asesinatos que tuvieron lugar se crea un vacío que nada tiene que ver con la lucha o el duelo. Ese es el argumento que justifica el nacimiento de esta novela. Su novela. LA novela. Que más que una novela es una crónica a caballo entre la ficción y la realidad de dos familias enfrentadas que acabaron separadas en diferentes bandos y que le ha costado una querella por parte de su familia materna.
Poder oír hablar a la protagonista del reto que supuso escribir una historia de estas características fue gratificante y a la vez sobrecogedor. Cristina es de estas personas que con una mirada es capaz de ponerte los pelos de punta y con una simple frase hacerte llorar.



"Toda historia tiene un vértice, el punto en el que se cruzan todas y cada una de sus partes, desde donde parten las cosas hacia el futuro y hacia el pasado, y que sin ese punto no serían nada"
Página 78

Y el vértice de esta narración parte en 1.936, año en el que se encuentran todos los personajes y empieza la verdadera historia de este libro. Una historia que narra la convivencia entre el Coronel y la Jefa, abuelos de la protagonista y personas que ella misma describe como fascistas e incultas que, además de ser unos asesinos, también se encargaron de humillar al bando perdedor. La historia no tiene una ciudad de origen como tal, pues salta de Zaragoza a México y de San Sebastian a Zarauz, intercalando los silencios que la escritora trata de responder sobre sus circunstancias personales con otro tipo de silencios mucho más intensos y desconocidos que hacen que el argumento crezca y desvele la verdad sobre las muertes que envuelven a su familia. Lo que si está claro (y para mi es totalmente representativo de esta novela) es que está escrita por y para el bando de los vencidos, dando voz a las personas que durante años vivieron reprimidas por la dictadura.


Periodista de profesión, escritora, gestora cultural y activista a tiempo completo, Cristina Fallarás ha escrito una novela intensa, narrada en primera persona, trágica y conmovedora a partes iguales donde la búsqueda del silencio y los secretos familiares marcarán el ritmo de la historia a medida que se avanza en la trama. 
"A las personas a las que asesinaron contra las tapias las intentaron matar dos veces: una físicamente y la otra borrándolos de la historia. Sin embargo, mientras yo me siga sentando en las mesas y dé soporte a su recuerdo, éstas personas estarán vivas".