jueves, 6 de septiembre de 2018

LA DESAPARACIÓN DE STEPHANIE MAILER

Que Joël Dicker es un tipo guapo y atractivo, es evidente. 
Que sus libros han sido TOP durante años, es incuestionable.
Que, pese a su juventud, se ha consolidado como uno de los mejores escritores de novela negra es un dato objetivo debido al volumen de ventas.
Peroooo... Que se está relajando con sus novelas tampoco lo pongo en duda. 
es que desde que publicara en el año 2.013 "La verdad sobre el caso Harry Queber" ha ido bajando el listón y la calidad de sus libros (no así las páginas) y los fans de sus historias nos estamos desesperando por momentos.


Con el lanzamiento de La verdad sobre el caso Harry Quebert los lectores flipamos. Tal cual. Era un libro que lo tenía todo. Buen argumento, buenos personajes, buena prosa. Originalidad a la hora de la narración. Extenso, sí, pero ameno. La combinación de un entorno propicio para el suspense con la creación de unos personajes llamativos y curiosos hizo que los lectores metiéramos a Joël Dicker en el saco de los escritores más populares del momento.
Las críticas empezaron a llegar tres años más tarde cuando publicó El libro de los Baltimore. A mi, personalmente, el libro en todo su conjunto me gustó. Aunque la cantidad de páginas puede llegar a influir a la hora de empezar a leer, si eres fiel al escritor, es un inconveniente que no juega en contra de la historia, que es lo principal a la hora de emitir un veredicto final. Sin embargo, para muchos lectores y seguidores de Joël Dicker, la trama se hizo larga, pesada y aburrida. Infumable. ¿Había bajado el listón el escritor? En ese momento no lo pensé.

Pero ahhhhhmigo, este año vuelve ha sacar novela nueva: La desaparición de Stephanie Mailer y una servidora la espera con ganas: lo admito, a mi me gustaba Joël Dicker. Cual es mi sorpresa cuando empiezo a leer y la historia se me hace bola. Una bola imposible de tragar, que no me deja avanzar las páginas, que se atasca y me obliga a concentrarme más de la cuenta. Saltan todas las alarmas cuando, cada vez que cojo el susodicho libro, me distraigo fácilmente. Terror: me echo las manos a la cabeza. 
Siempre hay una "cosa", llámese Facebook, llámese washap, llámese tengoqueponerlavadoras que antepongo a la lectura. Y eso es fatídico. Y si el lector es voraz, perder el tiempo así es una tortura.




Antes de empezar a leerlo evito mirar la sinopsis trasera para que no me desvele más argumento del necesario. El agente de policía Rosemberg está dando una rueda de prensa donde anuncia su jubilación cuando, de pronto, aparece la joven Stephanie Mailer y cuestiona al culpable de un cuádruple asesinato ocurrido 20 años atrás. Ella segura que tiene pruebas para desmontar la resolución que llevó a cabo el cuerpo de policía cuando acusó a una persona en concreto y la cosa se enreda cuando el agente que estuvo al mando y capturó al asesino es el mismo que el personaje que se pretendía jubilar. Movidos por la curiosidad, el inspector Rosemberg y el grupo que lo acompañó hace veinte años, deciden reabrir el caso. 
Y hasta aquí puedo contar, porque es hasta aquí donde ha llegado mi lectura. He avanzado más en la trama buscando alguna inquietud para poder seguir leyendo, pero no la he encontrado.
Cuando he aparcado el libro un par de días para centrarme en otra lectura, no he notado una cálida bienvenida a la vuelta. Los personajes se me habían olvidado y el constante retroceso de la historia no me ayudaba a retomar el hilo. El argumento perdía fuelle en vez de ganarlo, cosa terrible tratándose del libro de uno de mis escritores preferidos. (Lo reconozco: Actualmente ya no tanto).

Total, que como no he acabado de leerlo, no os puedo decir si al final la historia se arregla o no se arregla. Lo tendréis que descubrir vosotros y darme vuestra opinión.




2 comentarios:

  1. La estoy leyendo ahora. Tampoco puedo dar una opinión definitiva

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    1. Me gustaría conocerla cuando la termines. A mi personalmente me cuesta mucho dejar un libro a mitad, pero con este no pude pasar de la página 200... una lástima. Saludos Juan Carlos.

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