viernes, 18 de enero de 2019

EL SECRETO ESTÁ EN SASHA de Rafa Melero

Pero, ¿quién es Sasha? Al lector no le da tiempo a encariñarse con esta joven porque, con una página de diferencia, pasa de ser una prostituta rusa adicta a la heroína a la víctima de un asesinato que tiene lugar en un bosque perdido de la localidad de Girona. 
Así de fuerte empieza Rafa Melero en su novela "El secreto en Sasha" y así de fuerte continua toda historia hasta su desenlace, 300 páginas después. 

 "Un sentimiento de derrota lo invadió y, por primera vez en su vida, deseó no ser un servidor público. En algunos casos, la ley no esta hecha para hacer justicia. Muchas veces los malvados se aprovechan de que sus perseguidores se tienen que regir por estrictas reglas éticas y morales que ellos ignoran. Son esclavos de leyes que les garantizan unos derechos que delincuentes y asesinos desprecian"
                                                                     Página 20

El escritor ha elegido el nombre de Igor Orlov para identificar al protagonista de esta novela cómo podría haber elegido otro del montón de los rusos. Lo ha ubicado en la Costa Brava, bajo el amparo de un buen sol, y lo ha encadenado a una serie de sucesos relacionados con la mafia de su país para ampliar la visión que el lector tiene sobre este tema. En mi caso, nulo. 
Igor Orlov finge ser un magnate de la industria petrolífica pero su verdadera vocación es tratar cualquier tipo de trabajo que, desde la patria, le pueda suponer una ganancia. Además sabe que prosperar en España es fácil. Ha elegido nuestro país porque la corrupción aflora a raudales y la compra de políticos está a la orden del día, de ahí que le resulte un lugar ideal para blanquear el dinero que le entra de sus negocios, todos sucios. Sin embargo, a medida que avanzo en la trama del libro, me doy cuenta de que la organización criminal de los rusos es mucho más compleja de lo que aparenta y no menos interesante, es decir, estas personas no disponen de ningún inmueble a su nombre, pero todo les pertenece a ellos: locales, bares, casas, incluso personas. Son capaces de llenar el país con toneladas de droga y armas sin tener ningún permiso legal del lugar donde aterrizan. Su lema es la clandestinidad. Y lo mejor de todo es que, esta multinacional, no tiene escrúpulos para acabar con quien se interponga entre los negocios y ellos, por eso tienen a tanta gente a su disposición. Son grupos criminales que se financian exclusivamente mediante los delitos y que tienen una lealtad entre ellos inquebrantable. 
Y en medio de todo el tinglao que ocupa esta gente, que no es poco, un mosso d'esquadra y una inspectora de la Policía Nacional investigan el asesinato de varias mujeres con perfiles totalmente diferentes.


Por supuesto, la identidad de de Sasha no se revela hasta el tramo final de la novela y el descubrimiento de su historia une todos los hilos que el escritor ha ido dejando por el camino. La trama de la novela está bien trabajada y bien explicada para los que no tenemos ni idea de asesinatos, inspectores, policías y rusos. Y, aunque hayan peces gordos implicados y asesinatos paralelos a la investigación que llevan a cabo para destapar a la mafia rusa, el tema principal es, sin lugar a dudas, la visibilización de un problema que arrastramos desde hace mucho tiempo en nuestro país y que el escritor y mosso d'esquadra, Rafa Melero, deja patente en esta frase, con la que concluyo la reseña:
"Es casi obligatorio para un grupo criminal tener a policías, jueces, fiscales y, sobre todo, políticos, comprados"
Página 92

Señores, ahí queda eso.



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