jueves, 20 de diciembre de 2018

LOS DESORIENTADOS

"Llevo años despertándome con dos sentimientos encontrados, uno de alegría y otro de tristeza. La alegría de haber tenido éxito en mi profesión, de haber ganado mucho dinero, de tener una casa preciosa y una vida familiar feliz. Pero también la tristeza de comprobar que mi pueblo está en lo hondo del barranco. A los que hablan mi lengua y a los que profesan mi religión, no se les tiene en consideración y, con frecuencia, los aborrecen. Pertenezco por nacimiento a una civilización derrotada y, si no quiero renegar de mi mismo, estoy condenado a vivir con esta mancha en la frente"
Página 250


Conocí la obra de Amin Maalouf por su libro Identidades Asesinas y desde el momento en que finalicé su lectura supe que sería uno de mis escritores predilectos. Maalouf predica sus valores con la sutileza propia de los grandes maestros y remueve los sentimientos del lector de una forma intensa e inesperada. Las historias que construye sobre un argumento ficticio son tan verosímiles que te da la sensación de conocer a los personajes como si fueran amigos de toda la vida y, lo más importante, siempre se aprende de sus lecturas.


Adam recibe una llamada en medio de la noche. La noticia de la inminente muerte de su amigo de la infancia lo pone sobre aviso, y es que, en su lecho de muerte, Mouarad le suplicará que vaya a visitarlo para solucionar el distanciamiento que los ha separado durante más de veinte años. La elección no le resultará fácil, pues la comunicación con Mouarad ha sido siempre una fuente de conflictos debido a su fanatismo religioso, no obstante, impulsado por su pareja, Adam decide volver a su país y reencontrarse con él. Sabe que, realizando este viaje, es posible que tropiece con los fantasmas de pasado y también es posible que se abran viejas heridas, pero es consciente de que debe de hacerlo. 

"Cuando en tu país no puedes ni trabajar, ni recibir cuidados médicos, ni tener donde vivir, ni estudiar, ni votar libremente, ni decidir lo que opinas, ni tan siquiera ir por la calle como te apetezca, ¿de que vale vivir en él? Es tu país quien tiene que cumplir una serie de compromisos, que te consideren un ciudadano con todas las de la ley y que no padezcas ni opresión, ni discriminación, ni privaciones indebidas. Tu país y sus dirigentes están en la obligación de garantizarte esas cosas; en caso contrario, no les debes nada".
Página 68

El relato que ha construido Amin Maalouf se distribuye en dos partes: la base de la narración está a cargo de una tercera persona que describe los momentos y situaciones desde fuera. Este narrador externo le irá contando al lector las circunstancias que vive el protagonista cuando se reencuentra con cada uno de sus amigos, los cambios en los que se encuentra el país, las costumbres que ha olvidado con el paso del tiempo y toda una serie de pequeños elementos para sentirnos cómodos y ubicados en el contexto.
Para comprender los sentimientos que desbordan a Adam, el escritor ha creado una voz en primera persona que lee las anotaciones que el protagonista hace en su diario. Estos momentos hacen que el lector viva, como lo hace el protagonista, los dos mundos en los que se mueve su cabeza, rodeado de los recuerdos de su infancia con los conflictos bélicos y religiosos siempre presentes, y su confortable vida actual en Francia, luchando por ser cada día mejor en su profesión y compartiendo piso con su pareja extranjera. Ambas lecturas envolverán al lector en un micromundo lleno de gente peculiar y muy diferente, que nos recordará que lo más importante para ser feliz es ser tolerante con el resto de gente que nos rodea.

Aunque Amin Maalouf cree mil argumentos sobre historias ficticias, sus relatos estarán marcados por la visión que tiene Occidente sobre Oriente y sus costumbres dirigidas, invariablemente, por la religión. 518 páginas divididas en 16 capítulos que rebosan sabiduría, humildad, amor y mucha cultura. Cultura sobre los países orientales y los sentimientos que les causan a los inmigrantes sentirse lejos de su hogar



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