Me preparo para una de las aventuras más impresionantes de mi vida y todos los libros que pueda leer sobre el destino me parecen pocos. Sería imposible concebir un viaje al enigmático Egipto sin haber reparado en su literatura, muestra de los entresijos de una sociedad antigua y tradicional. Para ello he buscado a los mejores acompañantes: Taha Hussein, Amin Maalouf y Naguib Mahfuz son solo una muestra de los escritores árabes contemporáneos más importantes que me escoltaran a lo largo de este recorrido, guiándome a través de los misterios que esconde el desierto y desmigajando, poco a poco, una de las civilizaciones más antiguas de este planeta. Con sus historias recorreré escenarios únicos e inolvidables recreándome en los olores, sabores y colores de cada rincón del Cairo. Todavía no me lo puedo creer. Pronto tendréis más noticias de ellos a través de la reseña de sus libros.
Pero si hoy estoy aquí, emocionada y nerviosa al mismo tiempo, es debido al descubrimiento de otro escritor que, en su primera visita a las Pirámides de Gizah, adivinó a qué se dedicaría el resto de su vida.
La historia de Egipto es una de las más antiguas que nacieron en torno al mar Mediterráneo. Sus costumbres y la abnegación de su pueblo por mantener viva su cultura, es un fiel ejemplo de las tradiciones que perduran hoy en día. Me encuentro sumida en mis pensamientos cuando doy de bruces con el libro "El viaje de un egiptólogo ingenuo" (Ediciones del viento, 2.017). Solo la foto de la portada ya me indica que este es el libro que estaba buscando, mezcla de experiencias, anécdotas y citas literarias. Noto que es el mejor momento para leerlo cuando, al comenzar la lectura, Tito Vivas narra en primera persona la impresión que le causó ver las Pirámides de Gizah con tan solo nueve años de la mano de sus padres. Me imagino a un jovencito ataviado con calcetines de algodón hasta las rodillas y gorro de explorador, perdido entre toneladas de arena caliente, contemplando miles de piedras posicionadas perfectamente y buscando un sentido a las construcciones faraónicas más antiguas del mundo. Todo el misticismo que rodea esta civilización cobra un nuevo sentido cuando aprendes a ver con los ojos de un egiptólogo el conjunto de sus obras. Las Pirámides como nexo de unión entre la vida y la muerte, la importancia de cada dios ligada a la descendencia del varón o la simbología animal son solo un ejemplo de lo que el lector descubrirá mientras viaja en camello y taxi prácticamente la mismo tiempo.
Leer el libro de Tito Vivas es transportarse al Egipto de la antigüedad y vivir varias vidas unidas entre la época faraónica y el momento en que empezaron a llegar los primeros descubridores para estudiar los tesoros en forma de sarcófagos, momias, templos y piedras que iban apareciendo delante de ellos. Las constantes citas a la novelista, periodista, viajera y egiptóloga Amelia Edwards denotan la admiración que el autor siente por su predecesora así como la honda impresión que le causó conocer su obra. A lo largo de todo el libro, las citas de diversos y variados escritores han hecho que amplíe, aun más, el abanico de obras que me faltan por leer antes de viajar al país donde Keops, Tutankamon o Nefertiti dejaron una huella imborrable.
"Sobre las aguas del Nilo el tiempo se detiene. La temperatura del ambiente relaja su crudeza y una brisa fresca envuelve la vida por completo. La humedad se instala en cada poro de la piel provocando una sensación de rejuvenecimiento. El gran canal eterno abraza al mortal haciéndolo consciente de su naturaleza efímera. Me sentía al mismo tiempo afortunado y miserable"
Página 205
Las famosas aguas del Nilo llenan decenas de páginas de este precioso libro mientras el autor se mece por ellas para desplazarse desde Karkak hasta Abu Simbel, pasando por Luxor, Edfú, Tebas y los templos de Asuan. Además de las interminables referencias de sitios y lugares con sus consabidas explicaciones históricas, el autor ha querido agasajarnos con fotografías antiguas, panorámicas tomadas por él mismo y decenas de acuarelas que describen perfectamente los colores que envuelven esta tierra, donde los ocres, naranjas y marrones no se distinguen de las construcciones más antiguas. De vuelta al Cairo y antes de despedirse del lector, Tito Vivas describe con detalle el placer que supone la comida egipcia para los sentidos, sus predilecciones a la hora de decantarse por un plato u otro y los lugares más importantes de una de las ciudades más pobladas de África.
Las cientos de anotaciones, los posits y comentarios a pie de página que he marcado como recordatorio de textos que no quiero que se me olviden, me ayudarán a descubrir este increíble país por mi misma, eso sí, de la mano de uno de los mejores egiptólogos españoles que existen en este momento.
"El Cairo es dulce y pegajoso. Hay un permanente velo visible en la distancia, cómo una bruma que anega el horizonte. En El Cairo no son necesarios los filtros fotográficos de tono sepia y, sin embargo, de cerca, esa cortina de vapor desaparece a la vista y cambia su estado gaseoso a líquido materializándose en gotas de sudor"
Página 43
miércoles, 26 de septiembre de 2018
miércoles, 19 de septiembre de 2018
TE QUIERO PORQUE ME DAS DE COMER
Un instituto. Un trauma. La construcción de un asesino en serie.
Una moneda. Un símbolo. Decenas de víctimas.
Una infidelidad. Una mujer despechada. Un cura que abusa de los niños.
Un detective incompetente que se enamora de un actor de teatro.
Carabanchel. Droga. Toxicómanos. Gitanos.
La trata de blanca. Perros asesinos. Violencia. Sexo. Asesinatos.
El odio. La maldad. La búsqueda constante de los instintos humanos.
Todo esto (y mucho más) es Te quiero porque me das de comer.
"El asesino en serie carece de empatia: el asesino en serie acostumbra a cosificar a sus víctimas: las concibe como objetos, nunca como personas: jamás se arrepiente de sus crímenes e incluso, cuando la policía lo detiene, confiesa haber cometido mas crímenes de los que realmente cometió"
Página 11
Leer a David LLorente siempre es un reto. Me pasó con "Madrid, frontera" y me vuelve a pasar con "Te quiero porque me das de comer". Mi sorpresa es que me encuentro con un estilo narrativo diferente del resto de novelas negras, marcado por la estructura, el orden, el ritmo y la voz del narrador. Como ya me sucedió con "Subsuelo" (Salto de Página, 2.015) de Marcelo Luján, David Llorente se preocupa por contar lo que sucede dentro de la mente de un criminal y consigue dejar a un lado los procesos que envuelven la investigación policial. Para el escritor, la evolución del mal es su principal obsesión y la base para poder jugar con el odio que surge de todos los personajes. Es magnífico comprobar como el desarrollo de la novela empuja a actuar desesperadamente a los protagonistas de la historia y los anima a fomentar una personalidad que, aunque en un principio no parece que sea tan terrible, se convierte en el tema principal de la trama.
Basada íntegramente en el barrio madrileño de Carabanchel, la narración nace en el año 93 y se extiende hasta el año 2003, y es durante este periodo de diez años donde el autor decide progresar en el relato para que el lector sea testigo de hasta que nivel puede llegar la crueldad humana.
TE QUIERO PORQUE ME HACES PENSAR
El ego, el bulling, los desengaños, las recetas de cocina, la presentación de películas que se hicieron en esos años, la llegada de los perros de raza peligrosa y las primeras peleas, los abusos sexuales, todo lo que pasa puertas adentro de un instituto, las relaciones personales, el mundo de la noche en su total amplitud y un sin fin de temas serán solamente el aperitivo de este banquete de sensaciones. La construcción de los personajes, los lugares elegidos para posicionaros, las ideas que transmiten sus conductas, las impresiones que genera leer algo diferente hacen de todo el conjunto un manjar para los sentidos.
Y, como bien me dijo mi amiga literaria Charo Gonzalez Herrera, esta novela se debería haber titulado "Te quiero porque me haces pensar" en vez de "Te quiero porque me das de comer". Y es que, las novelas de David Llorente hacen que el cerebro trabaje al 100% y saque sus propias conclusiones sin que el escritor apenas interfiera en la historia que está contando.
Una moneda. Un símbolo. Decenas de víctimas.
Una infidelidad. Una mujer despechada. Un cura que abusa de los niños.
Un detective incompetente que se enamora de un actor de teatro.
Carabanchel. Droga. Toxicómanos. Gitanos.
La trata de blanca. Perros asesinos. Violencia. Sexo. Asesinatos.
El odio. La maldad. La búsqueda constante de los instintos humanos.
Todo esto (y mucho más) es Te quiero porque me das de comer.
"El asesino en serie carece de empatia: el asesino en serie acostumbra a cosificar a sus víctimas: las concibe como objetos, nunca como personas: jamás se arrepiente de sus crímenes e incluso, cuando la policía lo detiene, confiesa haber cometido mas crímenes de los que realmente cometió"
Página 11
Leer a David LLorente siempre es un reto. Me pasó con "Madrid, frontera" y me vuelve a pasar con "Te quiero porque me das de comer". Mi sorpresa es que me encuentro con un estilo narrativo diferente del resto de novelas negras, marcado por la estructura, el orden, el ritmo y la voz del narrador. Como ya me sucedió con "Subsuelo" (Salto de Página, 2.015) de Marcelo Luján, David Llorente se preocupa por contar lo que sucede dentro de la mente de un criminal y consigue dejar a un lado los procesos que envuelven la investigación policial. Para el escritor, la evolución del mal es su principal obsesión y la base para poder jugar con el odio que surge de todos los personajes. Es magnífico comprobar como el desarrollo de la novela empuja a actuar desesperadamente a los protagonistas de la historia y los anima a fomentar una personalidad que, aunque en un principio no parece que sea tan terrible, se convierte en el tema principal de la trama.
Basada íntegramente en el barrio madrileño de Carabanchel, la narración nace en el año 93 y se extiende hasta el año 2003, y es durante este periodo de diez años donde el autor decide progresar en el relato para que el lector sea testigo de hasta que nivel puede llegar la crueldad humana.
Por lo tanto, la maldad, en su amplio conjunto de complejidades, es la protagonista principal de este libro. La trama, así como la amplia lista de personajes que aparecen y desaparecen, son los actores secundarios que interpretan diferentes papeles en escenarios sórdidos y crueles, y a la vez muy reales.
TE QUIERO PORQUE ME HACES PENSAR
Si algo llama la atención del lector nada más abrir la primera página es la construcción de las frases y la simultaneidad de las historias. Todos los relatos transcurren al mismo tiempo y están narrados de la misma forma, con la dificultad que ello comporta para el lector (ya es hora que, desde la otra parte, nos pusiéramos a trabajar un poquito). La construcción de las frases es muy austera, utilizando un sin fin de puntos dobles y puntos seguidos, y el trasfondo de esta novela es mucho más complejo que lo que aparenta en un principio. Así que lo que se espera del lector es que colabore para entrar en la trama, poder entenderla y al mismo tiempo, disfrutarla.
El ego, el bulling, los desengaños, las recetas de cocina, la presentación de películas que se hicieron en esos años, la llegada de los perros de raza peligrosa y las primeras peleas, los abusos sexuales, todo lo que pasa puertas adentro de un instituto, las relaciones personales, el mundo de la noche en su total amplitud y un sin fin de temas serán solamente el aperitivo de este banquete de sensaciones. La construcción de los personajes, los lugares elegidos para posicionaros, las ideas que transmiten sus conductas, las impresiones que genera leer algo diferente hacen de todo el conjunto un manjar para los sentidos.
Y, como bien me dijo mi amiga literaria Charo Gonzalez Herrera, esta novela se debería haber titulado "Te quiero porque me haces pensar" en vez de "Te quiero porque me das de comer". Y es que, las novelas de David Llorente hacen que el cerebro trabaje al 100% y saque sus propias conclusiones sin que el escritor apenas interfiera en la historia que está contando.
martes, 11 de septiembre de 2018
MUJERES DE BOMBAY
Conocí la ONG Sonrisas de Bombay a través de uno de los primeros libros escritos por su fundador, Jaume Sanllorente. En el libro, titulado igual que el nombre de la Organización que él preside, pude conocer los motivos que empujaron a este joven empresario a abandonar su Barcelona natal para embarcarse en un proyecto que sobrepasaba todos los límites. Acostumbrado a viajar mucho y solo, Jaume Sanllorente decidió conocer la India el verano de 2.003. Lo que él no se esperaba bajo ningún concepto era de que manera la experiencia le iba a marcar a nivel emocional, así que a la vuelta, se despojó de todas sus posesiones materiales, tiró de contactos y favores pendientes y, con mucha paciencia y tesón, creó el proyecto más ambicioso de su vida: una ONG dedicada a ayudar a los niños más pobres de este país.
Si exprimo al máximo mi mala memoria sería capaz de recordar algunos de los capítulos que más me llamaron la atención del libro Sonrisas de Bombay cuando lo leí. En concreto dos. Uno de ellos fue saber el motivo que llevó a Jaume Sanllorente a bautizar así su Fundación y el otro fue conocer el momento en que acabó perdido dentro de una barriada de slums (chabolas) y tuvo que presenciar escenas horribles protagonizadas por niños e incluso bebés. La India y sus contrastes, siempre presentes.
El ajetreo que le provoca estar a la cabeza de una ONG que crece a cada momento le impide escribir más de lo que a él le gustaría, pero este año, afortunadamente para los que seguimos sus proyectos de cerca, nos ha ofrecido la oportunidad de seguir conociéndolo a través de su nuevo libro, Mujeres de Bombay. Es fantástico cuando un libro tiene la capacidad de removernos por dentro y mediante el uso de la palabra bien escrita, provocar en nosotros todo tipo de reacciones, desde la conmoción hasta ira.
"El matrimonio temprano, la mala situación financiera de las familias, la migración y la preferencia dada a los hijos varones a la hora de recibir educación son factores que inciden en que mujeres y niñas sufran discriminación, tanto en el hogar como en la comunidad, lo que les dificulta el ejercicio de su voluntad individual y la toma de decisiones básicas sobre sus propias vidas"
Página 66
Cada vez que leo sobre India, no puedo evitar emocionarme y recordar lo vivido. En Mujeres de Bombay, Jaume Sanllorente le ha querido dar a la mujer el protagonismo que se merece y trasladar a sus lectores las dificultades por las que tiene que atravesar hasta conseguir demostrar lo que vale de cara a la sociedad. Y es que, en los barrios más pobres donde trabaja a fondo la ONG Sonrisas de Bombay, las familias no están preparadas para permitir que sus hijas vayan al colegio, pues para ellos representa una perdida de tiempo y dinero. Por eso, una vez estas niñas entran en la adolescencia y tienen inquietudes como el resto de chicas de su edad, la Fundación intenta contactar con ellas para poder ayudarlas en su educación. En este libro, el escritor y periodista recoge las historias de siete mujeres y utiliza sus testimonios para narrar la desaparición de una niña de ocho años llamada Priyanka. Para comprender el valor de la vida de las mujeres indias, también aborda temas como las agresiones sexuales a menores, la falta de higiene y sus consecuencias, la pésima calidad del servicio sanitario (principalmente para las personas que pertenecen a la casta de los intocables), y por fin, las soluciones que propone la ONG para ayudar a todas las niñas que padecen las consecuencias de vivir en un país cargado de desigualdad y machismo.
"Cada día me enamoro más de Bombay. Un lugar te gusta o no dependiendo de lo que en él has sentido. Y aunque he vivido momentos muy duros y angustiosos, muchos otros han sido placenteros y gratificantes. A pesar de todo, me siento bien tratado por esta ciudad. El vínculo que me une a ella es tan fuerte y tan grande que la amaré para siempre. Aunque sus bloques de hormigón hayan cambiado mucho su aspecto, su alma sigue intacta"
Página 59
jueves, 6 de septiembre de 2018
LA DESAPARACIÓN DE STEPHANIE MAILER
Que Joël Dicker es un tipo guapo y atractivo, es evidente.
Que sus libros han sido TOP durante años, es incuestionable.
Que, pese a su juventud, se ha consolidado como uno de los mejores escritores de novela negra es un dato objetivo debido al volumen de ventas.
Peroooo... Que se está relajando con sus novelas tampoco lo pongo en duda.
Y es que desde que publicara en el año 2.013 "La verdad sobre el caso Harry Queber" ha ido bajando el listón y la calidad de sus libros (no así las páginas) y los fans de sus historias nos estamos desesperando por momentos.
Con el lanzamiento de La verdad sobre el caso Harry Quebert los lectores flipamos. Tal cual. Era un libro que lo tenía todo. Buen argumento, buenos personajes, buena prosa. Originalidad a la hora de la narración. Extenso, sí, pero ameno. La combinación de un entorno propicio para el suspense con la creación de unos personajes llamativos y curiosos hizo que los lectores metiéramos a Joël Dicker en el saco de los escritores más populares del momento.
Las críticas empezaron a llegar tres años más tarde cuando publicó El libro de los Baltimore. A mi, personalmente, el libro en todo su conjunto me gustó. Aunque la cantidad de páginas puede llegar a influir a la hora de empezar a leer, si eres fiel al escritor, es un inconveniente que no juega en contra de la historia, que es lo principal a la hora de emitir un veredicto final. Sin embargo, para muchos lectores y seguidores de Joël Dicker, la trama se hizo larga, pesada y aburrida. Infumable. ¿Había bajado el listón el escritor? En ese momento no lo pensé.
Pero ahhhhhmigo, este año vuelve ha sacar novela nueva: La desaparición de Stephanie Mailer y una servidora la espera con ganas: lo admito, a mi me gustaba Joël Dicker. Cual es mi sorpresa cuando empiezo a leer y la historia se me hace bola. Una bola imposible de tragar, que no me deja avanzar las páginas, que se atasca y me obliga a concentrarme más de la cuenta. Saltan todas las alarmas cuando, cada vez que cojo el susodicho libro, me distraigo fácilmente. Terror: me echo las manos a la cabeza.
Siempre hay una "cosa", llámese Facebook, llámese washap, llámese tengoqueponerlavadoras que antepongo a la lectura. Y eso es fatídico. Y si el lector es voraz, perder el tiempo así es una tortura.
Antes de empezar a leerlo evito mirar la sinopsis trasera para que no me desvele más argumento del necesario. El agente de policía Rosemberg está dando una rueda de prensa donde anuncia su jubilación cuando, de pronto, aparece la joven Stephanie Mailer y cuestiona al culpable de un cuádruple asesinato ocurrido 20 años atrás. Ella segura que tiene pruebas para desmontar la resolución que llevó a cabo el cuerpo de policía cuando acusó a una persona en concreto y la cosa se enreda cuando el agente que estuvo al mando y capturó al asesino es el mismo que el personaje que se pretendía jubilar. Movidos por la curiosidad, el inspector Rosemberg y el grupo que lo acompañó hace veinte años, deciden reabrir el caso.
Y hasta aquí puedo contar, porque es hasta aquí donde ha llegado mi lectura. He avanzado más en la trama buscando alguna inquietud para poder seguir leyendo, pero no la he encontrado.
Y hasta aquí puedo contar, porque es hasta aquí donde ha llegado mi lectura. He avanzado más en la trama buscando alguna inquietud para poder seguir leyendo, pero no la he encontrado.
Cuando he aparcado el libro un par de días para centrarme en otra lectura, no he notado una cálida bienvenida a la vuelta. Los personajes se me habían olvidado y el constante retroceso de la historia no me ayudaba a retomar el hilo. El argumento perdía fuelle en vez de ganarlo, cosa terrible tratándose del libro de uno de mis escritores preferidos. (Lo reconozco: Actualmente ya no tanto).
Total, que como no he acabado de leerlo, no os puedo decir si al final la historia se arregla o no se arregla. Lo tendréis que descubrir vosotros y darme vuestra opinión.
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