jueves, 21 de septiembre de 2017

EL ESCRITOR

YO SOY YASMINA KHADRA 
Corría el año 2.001 y los lectores todavía no le poníamos cara a Yasmina Khadra. Sin embargo, aprovechando la publicación de EL ESCRITOR en Francia, Mohamed Moulessehoul se presentó en la sala con dos cosas debajo del brazo: su último libro y su verdadera identidad. Como se pueden imaginar, un Ohhh continuado inundó la estancia...


"Los ojos no sólo retienen las lágrimas..."
Página 3

Como viene siendo característico en las novelas de este escritor, hay que reconocer que posee una prosa enriquecida de matices y una serie de recursos poéticos que te hacen hacer la ola a medida que avanzas en la lectura. En EL ESCRITOR, toda la novela es un recuerdo de sus primeros pasos por la sociedad argelina, que empieza desde muy temprana edad, a los 9 años. Hijo de militar y hermano mayor de 7 niños, a él le corresponde la tarea de seguir con el legado que su padre le deja e implanta. Un padre amoroso pero distante, ausente e injusto.

"La mano se adelantó al alivio. No lloré. Me cogió en sus brazos y fue él quien se echó a llorar sobre mi pelo. 
Nunca más me levantaría la mano. Si tuviera que ponerle rostro a la emoción, sería sin discusión el de mi padre. Y eso vale también para el infortunio. Mi padre tenía el don de no forzarle la mano a la suerte más que para dejar que se escapara tontamente entre los dedos. Era un gran perdedor"
Página 5

La figura paterna juega un papel fundamental en este libro y en la vida del protagonista. Mientras que el cabeza de familia intenta modernizar la vida familiar, su madre, una romántica beduina, necesita implantar el campo en cada casa donde se instala (para disgusto de su padre, que intentaba convertirla en las costumbres de la ciudad). Entre la caterva de hermanos y el cuchitril donde viven, Mohamed explica como fue el adoctrinamiento en la academia militar, el separarse de su familia, de sus hermanas y en especial de un hermano deficiente que gritaba todo el día y vagaba por la calle sin ningún tipo de control ni educación. ¿Hablamos de educación? Pero si no tenían zapatos...

"No hay fuerza que pueda retener a un niño que corre en busca de su familia. Sobre todo si sabe que el reencuentro apenas dura lo que dura un abrazo"
Página 24
El toque final viene cuando entre curso y curso, el bonito Mohamed se entera de que su padre ha repudiado a su madre y de que ésta malvive sin dinero ni dignidad en un barrio de muy mala reputación a las afueras de Argel. A los 30 años la han echado brutalmente a la calle. Una mujer que lo ignora todo lo de la vida, se ve sola y desamparada con toda una chiquilleria a la espalda y sin la menor referencia de como apañárselas en esta cosa trascendental que se llama vida.
Sin embargo, las circunstancias del protagonista dan un giro inesperado cuando, por medio de un castigo, empieza a leer en el cuartel. La lectura es su principal forma de evasión, gracias a ella puede imaginar un mundo que no conoce, entrever las inquietudes de la vida y formarse unas aspiraciones. En definitiva, los libros le hablaban del exterior y del futuro. Y Mohamed tenia sed de aprender, de vivir y de existir. A esas ganas se aferró hasta que empezó a escribir y se dio cuenta de que su vida ya tenía un destino, solo tenia que elegir...


"Una vida es toda una historia. Y una historia no tiene porque ser un cuento de hadas. Es algo que le ocurre a alguien, que le encanta o le desencanta, le hace o le deshace, soberana e inmutable, intransigente o inexorable. Lo que importa es lo que sacas de ella, no lo que en ella dejas"
Página 44

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