viernes, 29 de diciembre de 2017

EL ATENTADO

"No es la primera vez que un atentado sacude Tel Aviv, y la asistencia se presta cada vez con mayor eficacia. Pero un atentado no deja de ser un atentado. La experiencia permite controlarlo mejor técnicamente, pero no humanamente. Ni la emoción ni el pavor casan bien con la sangre fria. Cuando el horror golpea, lo primero que alcanza siempre es el corazón"
Página 22

Amín Jaafari, cirujano del hospital clínico de Tel Aviv, llega a su casa después de una intensa y dura jornada en el trabajo. Una mujer se ha inmolado cerca de un parque público y los cadáveres de niños y adultos elevan la cifra a 17 víctimas. Abatido, consternado, aturdido y cansado se tumba en la cama de su dormitorio y, entre sueños, espera a que llegue su mujer para abrazarlo. Pero su mujer nunca llega. Su mujer es una terrorista y se ha inmolado en nombre del Islam. 

"La tierra se mueve bajo mis pies. Sin embargo, no me hundo. Por despecho. O por renuncia. Me niego a entender una palabra más. Ya no reconozco el mundo en el que vivo"
Página 44

El autor toca varios temas importantes en esta novela de apenas 300 páginas. Uno de ellos tiene como base el terrorismo y las diferentes formas de acceder a él. Otra son los prejuicios, que a la vez van ligados al racismo y la exclusión social. Mediante diálogos bien pensados y estructurados podemos sentir el día a día de dos pueblos contrapuestos con ideologías extremas que hacen de la convivencia un sin vivir para los ciudadanos de a pie.
Por otra parte, mientras que protagonista dedica su vida a salvar vidas, su mujer se está preparando para acabar con ellas. Y ese pensamiento es el que hunde a Amín en la desesperación. Necesita respuestas y mientras las encuentra nos deja un monólogo interno sobre lo que significa ser palestino en Israel:

"Nada más entrar en la universidad, pude calibrar la brutalidad extrema del recorrido que me esperaba, los esfuerzos titánicos para merecerme el estatuto de ciudadano de pleno derecho. Para mi pesar caí en la cuenta de que estaba representado a mi comunidad, así que debía conseguir el éxito sobre todo por ella"
Página 114

No es la primera novela que leo de Yasmina Khadra donde camufla una evidencia social en medio del argumento de su historia. Y es que a menudo, este autor argelino afincado desde hace años en Francia, hace hincapié en la condición de los árabes y en lo que nos tramiten como comunidad, no como seres individuales. Criticamos a un terrorista islamista pero no alabamos a un profesor árabe. 
Para los occidentales que piensan que todos los árabes nacen de la misma madre y los miden con la misma vara este es su libro.
Es esencial librarse de los prejuicios para poder avanzar en una sociedad igualitaria. 


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